Myriam MANCISIDOR

José Ramón Suárez es un vendedor de material informático y también un ángel de la guarda para muchos niños que se enfrentan a enfermedades con diagnósticos complicados. Además de ofrecer productos electrónicos en Astarte, la empresa que regenta en la calle González Abarca de Avilés, también da a sus clientes la posibilidad de reciclar deshechos electrónicos. El dinero que obtiene de esta actividad lo destina íntegramente a menores que sufren diferentes patologías «y tienen dificultades para acceder a la asistencia sanitaria». Empezó con este proyecto el pasado febrero. Entonces envió los fondos recaudados a Aitana García, una pequeña de 12 años de Tarazona (Zaragoza) que padece una enfermedad congénita del corazón. Más tarde destinó dinero a un niña asturiana aquejada del síndrome de Rett.

Suárez envía la basura electrónica a distintos sitios, según el tipo de piezas. Por las placas de un ordenador recibe, como máximo, 1,20 euros por cada kilo que recicla mientras que por los monitores o los teclados recauda 0,15 céntimos de euro por kilo. José Ramón Suárez tiene en mente seguir colaborando con los más débiles. Por eso ha fundado la asociación «Residuos Solidarios» con sus dos compañeros. Pretenden abrir el colectivo al mayor número posible de personas. «Hemos recibido muchas peticiones de ayuda, algunas de Avilés, pero antes de nada nos gusta tener los casos bien documentados», explica. Esta tarde José Ramón Suárez participará en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Avilés, a partir de las ocho de la tarde en la Casa de Cultura. La entrada es libre y gratuita.