El arte moderno se ha caracterizado por la investigación y la experimentación, indagando sobre cualquier sistema comunicativo, fascinado por la novedad y el afán por descubrir otras formas de expresión. Cierto que en muchos casos estos experimentos terminaron convirtiéndose en autenticas tonterías que nunca debieron salir del laboratorio, pero no es menos cierto que otros ensayos han permitido expandir la realidad y modificar nuestra visión del mundo. Y Sandra Estrada (Oviedo, 1981) con un discurso analítico y performativo, que valora el proceso y busca la innovación ha sabido aunar tradición y tecnología obteniendo como resultado una singular exposición.

Esta licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Vigo y University of Art, Desing and Architecture of Kingston de Inglaterra y técnica Superior de Artes Plásticas y Diseño en Grabado por la Escuela de Arte de Oviedo que amplió su formación en Oxford Hause Collage, London, Harvest Institute de Manhattan, y en la Universidad Menéndez Pelayo fue seleccionada como artista joven revelación en Novos valores de Galicia, y más recientemente en el Certamen Nacional de Arte de Luarca y en la Muestra de Artes Plásticas del Principado de Asturias (2012) presentando, en esta última, diferentes vídeos en pantallas enmarcadas que remiten a coreografías espirituales, a instantes pictóricos, a momentos abstractos y lenguajes corporales. Ha realizado su primera exposición individual en la Galería Vértice de Oviedo (2012) precisamente con esta muestra que llega ahora a Avilés, y que ha supuesto afrontar la relación entre el sonido y la forma.

En sus pintura abstractas pero de vocación figurativa se adivinan horizontes y montañas con la turbulencia de los colores definiendo un paisaje barroco dominado por una gama cromática de azules. Pero en estos cuadros, con significado y sentido por si mismos, capaces de atraparnos en sus formas, rebosantes de tintas, se expanden en los sonidos electrónicos que «Mind Revolution» ha creado extrayendo las líneas del relieve de cada montaña digitalmente e incorporándolas a un software que traduce el dibujo en ondas sonoras.

Este material se convierte en la base para la creación y experimentación en la composición musical. «Mind Revolution», que se puede definir como un proyecto arriesgado, iniciado en el año 2010 por Ángel González y Eugenia Tejón, tiene como objetivo buscar nuevas formas de expresión a partir de la relación entre la música y las demás artes. En esta ocasión, parten del sistema UPIC, que permite la realización sonora directa de la notación gráfica, concebido por el arquitecto y compositor griego Iannis Xenakisen y desarrollado en el «Centre d'Études de Mathématique et Automatique Musicales» en los años setenta.

Las relaciones entre música y pintura son profundas teniendo continuidad desde las primeras vanguardias hasta nuestros días. Ya Kandinsky escribía de la «calidad acústica de los colores» y el famoso DJ Richie Hawtin parte de la obra del pintor Mark Rothko para realizar sus mezclas. En este sentido, Sandra Estrada y «Mind Revolution» no han hecho más que continuar esta relación, aportando unos acordes cromáticos de indudable interés.