Myriam MANCISIDOR

Enero de 1981. El Consejo de Ministros declaró Avilés «zona de atmósfera contaminada». Gobernaba entonces Manuel Ponga, del PSOE, que solicitó ampliar esta «etiqueta negra» a un radio de seis kilómetros desde el centro de la ciudad para frenar también la polución que generaban empresas asentadas en Castrillón, Corvera y Gozón. El deterioro del aire avilesino causado por la creciente industrialización y el aumento de la población en el área urbana aumentó al tiempo que crecían los diagnósticos por enfermedades bronquiales y asma. Enero de 2013. Con la disminución de la actividad de las fábricas ya no desatan su furia de hollín sobre la atmósfera, pero en la ciudad se siguen superando los umbrales permitidos ante ciertos contaminantes como dióxido de azufre.

Así lo afirmó días atrás el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, en una jornada que se celebró en Madrid sobre la calidad del aire en la salud. Ramos aseguró que «sólo» en dos de las 155 áreas de evaluación de calidad del aire en las que está dividido el país se superaron los umbrales en 2011 para dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y partículas de menos de 10 micras (PM 10). El Principado negó la mayor. El director general de Calidad Ambiental del Principado de Asturias, Manuel Gutiérrez, justificó que el incumplimiento «se produce en la estación de medición situada en el puerto, es decir, en zona industrial», y por tanto «no es representativo».

El colectivo ecologista hace otra lectura de las cifras que maneja Ramos y critica a los responsables regionales por «negar lo evidente». Fructuoso Pontigo, al frente de esta agrupación, aseguró ayer: «Los escapes, olores, vertidos e intoxicados de los que tenemos constancia todas las semanas no nos los inventamos los ecologistas, son la realidad de esta comarca con la complicidad del Principado, que mira para otro lado y no cumple sus obligaciones legales». Pontigo manifestó que el Gobierno regional les niega información de los medidores desde hace años. «El director dice que la única estación con problemas está en el polígono de las Arobias, pero sabe de sobra que eso es falso», sentenció el ecologista.

Los «verdes» aseguraron ayer mediante un comunicado que en Avilés no sólo se superan los valores de las partículas conocidas como PM10 sino que también se registran «valores desproporcionados» de benceno en Llaranes y de óxido de nitrógeno en Llano Ponte. «Estos son los únicos contaminantes que se miden. Si se analizaron otros como el mercurio o el fluorhídrico, ahora de actualidad por Asturiana de Zinc y Chemastur, respectivamente, posiblemente los valores también saldrían disparados», recalcó Pontigo.

El Principado, a juicio de los ecologistas, en su estrategia de reducir los niveles de contaminación, no aplica el factor de corrección de 1,2 a las partículas PM10 desde 2006 «de manera intencionada para reducir los valores medios que indican las estaciones de control y reducir los días de superación de los umbrales legales». Para el colectivo que lidera Fructuoso Pontigo «Avilés sigue siendo una comarca muy contaminada». Choca esto con el anuncio que hizo en 2010 la entonces viceconsejera de Medio Ambiente del Principado, Belén Fernández, que dio por descatalogada a Avilés como zona de atmósfera contaminada porque ya había desaparecido esta figura administrativa «y porque la ciudad ha experimentado un cambio radical en cuanto a la calidad del aire». Pero más allá del sambenito lingüístico, están los hechos .

Hace ahora 32 años, el Ayuntamiento organizó en Avilés las I Jornadas sobre la contaminación atmosférica. Entonces se acordó solicitar la realización de un estudio epidemiológico que ligara la concentración de contaminantes y el deterioro de la salud pública. El 50 por ciento de los niños ingresados en la residencia -hoy Hospital - sufrían por aquella fecha afecciones del aparato respiratorio. Así, pues, se realizó un muestreo entre 2.141 avilesinos en edad escolar. Analizaron los valores «VEMS» (volumen espiratorio máximo en el primer segundo) y la estatura de los niños en función del lugar de residencia. Se realizaron espirometrías y espirogramas. ¿Las conclusiones? Los profesionales encontraron diferencias significativas entre los valores medios del «VEMS» y la estatura de los niños, especialmente en Valliniello.

El miedo a las partículas contaminantes se apoderó hace tres décadas de los avilesinos, e hizo temblar sobre manera a las embarazadas después de que el ecologista José Luis Navazo denunciara la existencia de placentas negras en Avilés como consecuencia de la contaminación atmosférica industrial. Hubo más estudios y esta teoría quedó, por fortuna, en el anecdotario. Avilés empezó a finales de los ochenta a hacer efectiva una política medioambiental completa. La ciudad fue pionera en estas tareas de limpieza atmosférica. Se dio forma a lo que hoy se conoce como el cinturón verde de Valliniello -cerco de árboles a las instalaciones de la industria- y las grandes fábricas comenzaron a aplicar medidas preventivas. Pero escasas. Los medidores son «chivatos» de la polución. En la estación del matadero el valor de las partículas en suspensión (PM10) era ayer, por ejemplo, de 45.042 microgramos por metro cúbico. El límite está en 50.

La contaminación es un tema que preocupa, sobre todo a nivel sanitario. Los profesionales del San Agustín siguen diagnosticando cada día enfermedades respiratorias, que podrían verse acentuadas por la polución atmosférica. Y los estudios sobre esta temática proliferan. En 2010, por ejemplo, los especialistas de la Universidad de Oviedo y el centro sanitario avilesino analizaron los efectos de la contaminación química en el desarrollo de los niños. En el trabajo analizaron la exposición al dióxido de nitrógeno y benceno en un grupo de embarazadas del área sanitaria avilesina y concluyeron que los niveles de benceno a los que estuvieron expuestas las embarazadas eran más altos que en Sabadell, Valencia y Guipúzcoa. El 5 por ciento de las mujeres sobrepasó durante el embarazo el valor límite anual, lo que supone para el feto un riesgo de desarrollar enfermedades en su etapa neonatal e infantil.

Los ecologistas han advertido en múltiples ocasiones de los riesgos de la contaminación para la salud. Los óxidos de nitrógeno provocan irritaciones del sistema respiratorio, el benceno está clasificado como cancerígeno por la Organización Mundial de la Salud y la contaminación por partículas PM10 está asociada a la aparición y el agravamiento de múltiples patologías. La composición de dichas partículas puede ser una mezcla muy variada: las partículas de diámetro aerodinámico igual o inferior a 10 micrómetros (PM10) suelen llegar más allá de la garganta. Las que tienen un diámetro igual o inferior a 2,5 micrómetro (PM 2,5) pueden llegar hasta los pulmones. Finalmente, las partículas ultrafinas, con un diámetro igual o inferior a 0,1 µm, pueden llegar a pasar del alvéolo pulmonar a la sangre. De ahí que los especialistas recomienden ahora seguir la normativa vigente y «vigilar» los límites establecidos. Solo así Avilés se ganará la etiqueta de zona libre de humos 32 años después.