Amaranta Cueva, la avilesina de 29 años asesinada el 13 de octubre de 2011, recibió multitud de golpes brutales en la cabeza que acabaron provocándole la muerte e intentó defenderse de la paliza que le propinó su agresor. Así lo expusieron ayer los forenses que realizaron la autopsia a la víctima en la tercera sesión del juicio por jurado que se celebra estos días en la Audiencia Provincial contra Eduardo Antonio P. T., alias «El Portu», pareja y compañero de piso de la joven. El imputado afronta una pena de entre 19 y 25 años de prisión por un delito de asesinato.

Los facultativos fijan la hora de la muerte entre la medianoche y la una de la madrugada de aquel 13 de octubre. La causa del fallecimiento fue un traumatismo craneoencefálico grave y los forenses descartan que la víctima pudiese haber muerto de un primer impacto. «Tuvo que sufrir múltiples golpes en la cabeza y propinados con violencia, con mucha intensidad», apuntaron. El informe de la autopsia concluye que la víctima recibió una paliza brutal: constata la existencia de un gran número de traumatismos en la cabeza y en la cara, producidos por golpes de puños, contra el suelo y contra las paredes de su domicilio, en la calle Palacio Valdés. Su cuerpo también presentaba mordiscos y cortes así como múltiples lesiones que se corresponden con heridas incisas por cristales o algún material similar. Los forenses también localizaron lesiones que indican que Amaranta Cueva «pudo haber sufrido más de una agresión en las 48 horas previas a la muerte».

De lo que no tienen ninguna duda los médicos forenses es de que la víctima no falleció en el acto, en base a una serie de pruebas detectadas en el cadáver y a que también localizaron heridas defensivas en los brazos de la mujer. Del relato de los facultativos se concluye que Amaranta Cueva estuvo a merced de la persona que la atacó desde el primer golpe al último y que es posible que no tuviera capacidad alguna de defensa dado el aturdimiento que producen los brutales golpes que recibió en la cabeza, que pudieron dejarla en un estado de semiinconsciencia. Los forenses que realizaron la autopsia a la víctima también examinaron al imputado días después de los hechos. Según expusieron ayer, Eduardo Antonio P. T. no presentó ninguna patología desde el punto de vista psiquiátrico que alterase su forma de actuar y no dan crédito a la pérdida de memoria del imputado, que dice no recordar nada de lo sucedido aquella noche. Vienen a decir que se acuerda de lo que le parece. «Recuerda muchas cosas, como que el martes (víspera del crimen) no salieron, que por la tarde tuvieron relaciones sexuales, y que el miércoles vieron la televisión y tomaron vino», apuntaron.