Francisco L. JIMÉNEZ

Los trabajadores de la fábrica avilesina de Alcoa, que tiene en plantilla a unas 400 personas y da trabajo a otro centenar del sector auxiliar, decidirán dentro de 24 horas si están de acuerdo con los términos del principio de acuerdo laboral que negociaron sus representantes sindicales con la dirección de la empresa durante varios días de la semana pasada y que tiene por objetivo permitir a la multinacional el ahorro de 1,3 millones de euros durante 2013 para así evitar que se repitan las pérdidas del año pasado.

En teoría, los trabajadores salen perdiendo -renunciarían a subidas de sueldo en el primer semestre de este año, condicionan el cobro de la paga extra de febrero de 2014 a los resultados del presente ejercicio y ven rebajadas hasta en un 75 por ciento las aportaciones a los fondos sociales, como el de jubilación- pero mejoran sustancialmente las severas condiciones del recorte que Alcoa propuso inicialmente: un 7 por ciento menos de sueldo, la supresión de la paga extra de febrero y la amenaza de que, en caso de que su plan no fuese aceptado, no dudaría en aplicar la reforma laboral para descolgarse del convenio (o lo que es lo mismo, dejaría de aplicar unilateralmente lo pactado en el último acuerdo laboral).

Los portavoces de los tres sindicatos que componen el comité de empresa -CC OO, UGT y USO- confían en que la plantilla apoye por mayoría este acuerdo en las asambleas que tendrán lugar mañana en horario matinal (10.30 horas) y vespertino (17.00 horas) en el centro cívico Los Canapés, si bien eluden hacer pronunciamientos claros al respecto para respetar la libertad de voto de cada trabajador. Tanto es así que, para evitar suspicacias, las votaciones se realizarán con ayuda de urnas y mediante sufragio secreto; nada de manos alzadas.

El presidente del comité de empresa, José Manuel Gómez de la Uz (CC OO), destaca que todas las medidas de recorte incluidas en el principio de acuerdo son «retornables», esto es, que si la marcha de la fábrica en los próximos meses es satisfactoria, habría ocasión de revisar los postulados presentes y compensar a los trabajadores por el esfuerzo que ahora se les pide. esto también tiene su reflejo en las tablas salariales, en las que no se reflejarán las cantidades a percibir de menos en caso de que se apruebe el acuerdo negociado con la empresa.

Gómez de la Uz, preguntado por la razón de que la empresa pasara durante las negociaciones de una posición tan exigente como la inicial a otra mucho más flexible, explicó que, a su juicio, «Alcoa midió mal el impacto que iba a tener su propuesta y se vio sorprendida por el brote de conflictividad laboral que estalló nada más conocerse sus intenciones». Gómez de la Uz opina que el conflicto desatado en la aluminera de Avilés no beneficiaba a ninguna de las dos partes en vísperas de la puesta en funcionamiento de varias cubas electrolíticas, por lo que se felicita por la posibilidad de llegar a un entendimiento en condiciones mucho menos perjudiciales para los trabajadores que las iniciales.

Daniel Cuartas, del sindicato UGT, considera que el mero hecho de que haya «un principio de acuerdo nacido de la negociación y no de la imposición ya es bueno, pues viene a demostrar que podemos llegar a entendimientos hablando y sin necesidad de invocar la reforma laboral». El responsable de USO en la fábrica, Hugo Rodríguez, destaca el hecho de que será la plantilla la que tendrá la última palabra sobre el preacuerdo, si bien su opinión al respecto es clara: «Tal y como están las cosas, fue lo menos malo que se pudo conseguir. Pensar en la posibilidad de sacar un acuerdo que pudiésemos definir como positivo no sería real».

«Intuyo que la compañía no esperaba que su propuesta fuese a generar tanta conflictividad»

<José Manuel Gómez de la Uz >

CC OO

«Hemos demostrado que no hace falta invocar la reforma laboral para llegar a acuerdos»

<Daniel Cuartas >

UGT

«El principio de acuerdo es lo menos malo que se pudo conseguir, pero la plantilla será la que tenga la última palabra»

<Hugo Rodríguez >

USO