Que Avilés tiene fama de ciudad de la Cultura es cosa sabida, aunque algunos, hoy como ayer, piensen que el dinero es lo importante y dedicarlo a cosas más «productivas» que la cultura es siempre mejor opción. Pero cuando don Armando Palacio Valdés en su autobiográfica «Novela de un novelista» da las razones para comparar a «su ciudad» con Atenas, ya por el año 1921, o cuando en la Pascua de Resurrección de 1925 don José Francés argumentaba y escribía algo parecido, en el prólogo del libro de su amigo Lumen, «Mirando hacia la cumbre», no les faltaban razones que, ya en aquel momento, se enraizaban en una profunda tradición de la Villa del Adelantado. Y la música, formaba parte de esa aureola de Avilés/Atenas.

Los avilesinos, «los músicos», siempre pensaron que la cultura, y especialmente la música, formaba parte de su ADN y que dedicar recursos a la cultura, y especialmente a la música, no era ninguna guinda encima del correspondiente pastel, sino que formaba parte de su propia identidad y de la de su ciudad. Yo argumentaba todo esto en un artículo publicado en la revista «El Bollo» del año pasado, titulado «?de Avilés... músico».

Y es que en Avilés, allá por el año 1670, se inaugura el órgano de San Nicolás construido por Alonso Menéndez de Forcinas, maestro organero de la catedral de Oviedo, institución que tuvo su órgano, también construido por Forcinas, ocho años más tarde que Avilés. Pero es que en 1702, Claudio Fernández Villa de Rey, avilesino y también organero de la Catedral ovetense, construyó un órgano para el avilesino convento de la Merced.

La plaza de organista en Avilés, como recoge el Catastro del Marqués de la Ensenada, siempre fue de provisión del municipio, al menos hasta 1868. En el siglo XIX, desde 1827, ocupó la misma el insigne Juan González Cabrón, hasta su muerte en 1859. A la muerte de Cabrón se presenta como candidato, según consta en las actas municipales, el profesor de música don José Vigil que la obtiene. Desde el año de 1868, en que se presenta una solicitud para ocupar la plaza de organista don Juan Caballero, no existe más rastro de organistas en las actas municipales. No es de extrañar por tanto que en este ambiente musical pudiese formarse y luego triunfar a nivel nacional el también organista y compositor don Ramón Fernando Garay Álvarez (1761-1823).

La formación musical en el Avilés del XIX se desarrolla en las parroquias y especialmente en los numerosos conventos. Pero en 1840, se constituye «El Liceo», una entidad privada, fundada por la burguesía local, que se dedicaba a la instrucción musical y también a la realización de conciertos y bailes, es decir, tenía el doble carácter de entidad educativa y recreativa. Fue una de las primeras de este tipo constituida en España, llegó a tener su propia Banda de Música y sobrevivió hasta 1891. Pero es que a partir de 1861 se conocen, en Avilés, al menos otras dos instituciones musicales que también tenían Banda, y por tanto educandos, La Academia de Sabugo y la Sociedad Veraniega o de Santa Cecilia.

En 1890 el Alcalde, don Anastasio Carreño, propone y obtiene del Pleno Municipal, la creación de una Escuela de Música que pueda nutrir una buena Banda Municipal. Se encarga este mandado a la Escuela de Artes y Oficios.

El nacimiento de la Sociedad Filarmónica Avilesina primero o el triunfo de músicos avilesinos como Benjamín Orbón o Marino de Villalaín después, son ejemplo vivo del mantenimiento de la tradición, que continúa con el nacimiento de masas corales como «El Orfeón Avilesino», «La Unión Musical Obrera de Avilés» o la «Asociación Coral Avilesina» a principios del siglo XX.

Tras la Guerra Civil, el «Coro Avilesino» o el «Orfeón de Avilés» recogerán la antorcha que es renovada tras la llegada de la democracia, con la puesta en marcha de la Escuela Municipal de Música en el año 1980.

Sería otro organista el encargado de poner en marcha el encargo municipal, don José María Martínez. En el curso 1982-83 la Escuela se traslada desde su primitiva sede en Sabugo, al recién adquirido por el Ayuntamiento palacete de Balsera, su sede actual. Será en ese curso cuando la Escuela ve reconocida y homologada la categoría y nivel de estudios que imparte, adquiriendo el rango de Conservatorio Elemental. Hace de eso ahora 30 años. Treinta años de Conservatorio Municipal, de buen hacer, de formación de músicos y de mantenimiento de la tradición de Avilés ligada a la Cultura. Treinta años fecundos al servicio de Avilés y de la educación musical, que enlazan y reafirman nuestra tradición cultural y el apodo cariñoso? «yes de Avilés?.yes músico».