Myriam MANCISIDOR

Los feligreses del polígono de La Magdalena echan la vista atrás y sonríen: el templo en el que se venera a San Agustín y que ayer celebró sus primeros veinticinco años de existencia fue, en sus orígenes, una caseta prefabricada. Esto motivó que los fieles, no sin cariño, bautizaran la peculiar construcción como «El chiringuito» o «La Casa de la Pradera». Jesús Feito, párroco ya fallecido, fue el primero en oficiar misa en este barrio obrero siempre con el respaldo de Julián Ron. Después de un tiempo comenzó la construcción de la parroquia con ladrillo

«Todos los vecinos queríamos una iglesia y tuvimos que luchar mucho por ella», manifestó Zoila Majada Majada, del grupo de Cáritas de la parroquia de San Agustín. Esta entidad, en colaboración con la parroquia, impulsó la fiesta que se celebró ayer para conmemorar las bodas de plata del templo. En el acto participaron algunos párrocos que pasaron por la iglesia de San Agustín del polígono de La Magdalena en los últimos años. La misa la amenizaron también voces adultas que, antaño, formaron el coro de la parroquia. Fue un día para el recuerdo y la alegría.

Majada Majada se mostró entusiasmada con la celebración. Y no es para menos. Los dos primeros niños que se bautizaron en la iglesia de San Agustín son sus sobrinos: David García y Esther Bernardo. Esta última, de veinticinco años, igual que el templo, fue ayer la encargada de hacer una Lectura. Tras el emotivo acto litúrgico oficiado por José Manuel Sancifrián -párroco del polígono de La Magdalena desde septiembre de 2012, en sustitución de Cristóbal Samaniego-, los feligreses celebraron una merienda de hermandad en los salones de la parroquia.

Los asistentes compartieron manjares, mesa y mantel. Uno hizo una tortilla, otro una empanada, el de más allá una tarta... Entonces volvieron a aflorar recuerdos ligados de alguna manera a esta iglesia ahora de ladrillo que hace 25 años era «El Chiringuito» de San Agustín.