Amaya P. GIÓN

«Investigar es muy duro, pero cuando tienes resultados es muy satisfactorio porque descubres cosas que nadie había conseguido antes. Avanzar en el camino que empezaron a andar otros es gratificante». Lo dice Marina Oviaño García, avilesina de 25 años que compagina la clínica y la investigación en el Hospital de La Coruña. Como tantas otras investigadoras, esta joven licenciada en Químicas que ahora se ha aventurado con un doctorado mira temerosa al futuro. «La industria en España no cuenta con la gente investigadora. Aquí se va a lo básico y no se invierte en I+D. No descarto que en un futuro tenga que irme al extranjero, pero prefiero estar en casa», reconoce.

Marina Oviaño cursó los estudios básicos en el Enrique Alonso y Secundaria y Bachillerato en el Carreño Miranda. Sus notas, envidiables. Rozó el sobresaliente en la prueba de acceso a la Universidad (sacó un 8,8) y se decidió por Químicas, carrera que cursó en la Universidad de Oviedo y que también concluyó con notable éxito (superó el 8,5). «Siempre me gustaron las Ciencias pero no tenía muy claro qué carrera elegir. Dudé entre Farmacia, Medicina y Química. Al final me decidí por esta última, me daba la impresión de que era la unión de todo lo que me interesaba», argumenta ahora.

Durante la carrera, la joven avilesina se hizo con una beca del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Gracias a ella realizó durante tres meses síntesis de unos antitumorales en Madrid. «Fue ahí cuando empecé con la investigación. La verdad es que es duro. Inviertes mucho tiempo y trabajo y tus expectativas muchas veces no se cumplen. Pero cuando consigues descubrir algo nuevo... También fue cuando descubrí que en España es muy complicado encontrar un hueco. Te pueden dar una beca para una tesis doctoral (cuatro años) pero cuando terminas puedes optar como mucho a una beca postdoctoral. Pero ahí, por lo general, se acabó», lamenta.

Son tan altos los muros para investigar que Oviaño García optó por la clínica y preparó oposiciones para especialista sanitaria. «En junio terminé la carrera y en enero del año siguiente me presenté al examen. Lo aprobé y desde hace dos años trabajo en el Hospital de La Coruña, donde volví a retomar el tema de la investigación», explica.

La avilesina trabaja en el departamento de Microbiología -«es uno de los mejores grupos de España»- en el diagnóstico de enfermedades. «En el laboratorio analizamos las muestras de las analíticas realizadas a los pacientes con posibles infecciones. A continuación, hacemos el diagnóstico e intentamos pautar un tratamiento», explica. Oviaño compagina la clínica con la investigación. Está preparando una tesis sobre la resistencia a los antibióticos y prepara su primer artículo. «A ver si me lo publican», dice entre risas.

Su jornada laboral comienza a las ocho de la mañana y a las tres termina el trabajo asistencial. El resto del día, y en muchas ocasiones parte de la noche, lo dedica a la investigación y al estudio. Y sin olvidar las guardias.

¿Y el futuro? «Pues lo veo muy complicado. En la sanidad mucha gente se está jubilando, pero no sabemos qué va a pasar con las plazas que dejarán vacantes. En un principio se dijo que sólo se cubrirá el diez por ciento. Si es así, será complicado mantener el trabajo, y también el sistema sanitario como lo conocemos hasta el momento», advierte la joven avilesina.