Myriam MANCISIDOR

Cientos de seres emplumados están estos días en San Balandrán y apenas se cortan a la hora de mostrar en público sus hábitos pintorescos. Proceden de África, donde han pasado el invierno y su destino aún está lejos, en territorios helados. Su estancia en Avilés les sirve para descansar, alimentarse e, incluso, cortejar. En la ensenada de Llodero y la charca de Zeluán -ambos enclaves declarados Monumento Natural en 2002- las aves migratorias encuentran lo necesario para relajarse. Hoy, no obstante, les espera una jornada de exhibición.

Las aves limícolas y también las marinas que pueblan la ensenada serán las protagonistas del Día mundial de las aves migratorias, que celebra como cada año el grupo ornitológico Mavea. De once de la mañana a dos de la tarde, los ornitólogos mostrarán a los asistentes la riqueza faunística en la zona de San Balandrán. En este enclave instalarán una carpa donde se sucederán talleres infantiles y visitas guiadas a la Ensenada de Llodero. Asimismo se expondrán carteles ligados con las rutas migratorias y las aves de la ría de Avilés y se facilitará el material necesario para la observación de las limícolas. La fiesta concluirá con una comida de campestre en honor de las «viajeras».

En la ría avilesina se pueden observar más de quince especies de aves limícolas al mismo tiempo. Algunas de las más numerosas: correlimos común, aguja colipinta, correlimos gordo o chorlitejo grande. Entre las marinas, la más frecuente es el charrán. «En Zeluán se calcula que pasan entre 20.000 y 25.000 aves al año», explica David Díaz, secretario de Mavea, que agrega: «Se detienen aquí como si fuera un área de servicio».

Los miembros de Mavea llevan ya 25 años haciendo un seguimiento exhaustivo de las aves que visitan la ría avilesina con avistamientos dos o tres días a la semana. Pero no quieren que se les escape ni un pájaro. Por eso han impulsado ahora el proyecto «Mazarico» -nombre que se da en asturiano al correlimos común-, que consiste en que durante todo el año y a diario una persona del grupo realizará el censo de aves. Asimismo, la organización se ha planteado un nuevo reto: estrechar lazos con otros grupos o entidades que realizan un trabajo similar al suyo a lo largo de toda la ruta migratoria euroafricana de las aves para mejorar la monitorización de los datos de la migración, intercambiar información y, en el futuro, desarrollar algún proyecto conjunto.

«Es necesario ahondar en el conocimiento del día a día del estuario de Avilés y su importancia en relación a cada especie que utiliza esta ruta migratoria. Para ello es necesario incrementar el intercambio de información con organismos, entidades y personas que trabajen en otros lugares importantes de la ruta, en España y otros países», aseguran desde Mavea. Los ornitológos y aficionados a la ornitología de Avilés se han propuesto, además, involucrar a las administraciones competentes en la materia para mejorar el estado de conservación de los humedales de la costa, especialmente el estuario de Avilés.

«Con los datos recogidos durante más de veinticinco años, desde este grupo estamos en la total seguridad de poder afirmar que el estuario de Avilés es uno de los principales lugares de todo el Cantábrico para las aves acuáticas -especialmente las limícolas- dentro de la ruta migratoria del Atlántico Este», manifiestan. Recalcan, a su vez: «Siguiendo esta línea, nuestra intención es presentar ante las administraciones un informe detallado de las características del estuario y del cumplimiento de requisitos para ser incluido en la lista de Humedales de Importancia Internacional (incluidos en el Convenio Ramsar)».

Las características del estuario se las explicarán esta mañana a todos los interesados en conocer los «secretos» de las aves viajeras que estos días reposan en la ría avilesina, en San Balandrán. Los integrantes de Mavea ofrecerán al visitante lo necesario para observar a los pájaros que hoy serán las protagonistas de una jornada medioambiental. Las aves migratorias, nómadas del viento, son para los ornitólogos lo más parecido a termómetros de la Naturaleza: cada año por estas fechas deciden hacer de la charca de Zeluán y también de la playa de San Balandrán su hogar. Lucen vistosos plumajes, realizan juegos de apareamiento a veces extravagantes y aprovechan para descansar antes de emprender de nuevo su largo viaje de cortejo.