Ana Álvarez Muriel se enganchó al séptimo arte cuando tenía tan solo siete años. Recuerda cada detalle de «La niña de la mochila azul» (1979), su primera película, y se ve de nuevo tomando notas libreta en mano en una butaca, ensimismada con cada movimiento de cámara de las películas que veía en la gran pantalla. La pasión por el cine encaminó sus pasos hacia la carrera cinematográfica. Y ahora ve cumplido uno de sus sueños: organizar un festival de cine. Esta ovetense de raíces riosellanas es la ideóloga y directora del Festival Internacional de Cine y Arquitectura de Avilés (Ficarq), que tendrá como escenario el Centro Niemeyer y el Palacio Valdés entre los próximos días 16 y 20 de julio y que está sufragado con capital cien por cien privado. Su objetivo: convertir Avilés en una capital europea del cine.

«Festivales hay muchísimos y quería buscar algo diferente y original. Comprobé que relacionado con la arquitectura no había nada parecido, salvo un festival de cortometrajes en Chile. Y me puse manos a la obra. El escenario tenía que ser Avilés: aquí tenemos la única obra en España de Oscar Niemeyer y el casco histórico de esta ciudad es una joya. No podría haber lugar mejor. Además, la vinculación y tradición de esta ciudad con la cultura, con el arte, es impresionante», argumenta. Pero tampoco le faltan motivos personales. Desde niña veraneó en Salinas (Castrillón) y confiesa que sus mejores recuerdos de infancia y adolescencia están ligados a la comarca avilesina.

Formada académicamente en cursos cinematográficos de toda España, como la Cátedra de la Estética y la Historia cinematográfica por la Universidad de Valladolid, Álvarez Muriel ganó en 1995 el primer premio al mejor guión por «Tu amiga loca» otorgado por la Consejería de Cultura de Asturias y la cadena 40 Principales. Directora de la productora Dímelo a mí, organizadora del Ficarq 2013, ha trabajado en varios largometrajes, como en «La herida luminosa», y «El abuelo», junto a José Luis Garci, y en «Las trece rosas».

El empeño y la tenacidad son dos de las cualidades de esta directora de producción. Prueba de ello fue su primer encuentro con Garci. Tenía 19 años. «Me enteré por LA NUEVA ESPAÑA de que venía a rodar a Asturias y que estaba por Oviedo, así que hice una ronda por restaurantes de postín en su busca. Lo encontré a las puertas del "Restaurante Logos", cerca de La Escandalera. Y le dije que yo era la mejor y que tenía que trabajar con él a toda costa. Me respondió que lo esperara a la salida, y tres horas y media después yo seguía en la puerta. Le hice gracia e hizo que me contrataran», explica entre risas.

Colaboró con Garci en «La herida luminosa» (1997) y repitió en «El abuelo» (1998), rodada en Asturias entre los meses de septiembre y noviembre. La fecha de filmación no era ni mucho menos baladí. «Necesitábamos lluvia, mucha lluvia, así que escogimos el otoño. Pues no tuvimos ni un chaparrón en tres meses. La lluvia de "El abuelo" es simulada, tuvimos que pedir la colaboración de Bomberos», aclara.

Su nutrida agenda y múltiples contactos y amigos han sido la clave para que Álvarez Muriel haya conseguido organizar un festival de cine en tan solo dos meses. Porque según explica presentó el proyecto a finales del verano pasado pero no obtuvo el aprobado hasta hace dos meses. De ahí que aclare que esta primera edición del Ficarq será una presentación, un avance de un festival mucho más ambicioso. «Es una locura organizar un festival en dos meses pero no quería quedarme en casa de brazos cruzados. Este año será una presentación, de ahí que no haya sección oficial. Pero en cuanto acabe esta edición me pondré manos a la obra. El 22 de julio sacaré a concurso el proyecto definitivo de Ficarq, que podrá competir en relevancia con los festivales de cine de Berlín, el de San Sebastián o el de Gijón», asegura.

Ana Álvarez no tiene más que palabras de admiración y elogio para su equipo, quienes la están acompañando en esta aventura cinéfila. La primera persona a la que contrató para dar forma a Ficarq fue la avilesina Eva Granda, economista que trabajó durante cinco años en la Cámara de Comercio de Gijón. Ella pone los números al festival. Y después vinieron el coordinador del área de cine (el productor, director y guionista Pedro Costa, ganador de dos Premios Goya a Mejor Película por «Amantes» y «La buena estrella»), el del área de arquitectura (el arquitecto Arturo Gutiérrez de Terán), y el programador de la sección documental (el arquitecto Martín Garber Salzberg, que impulsó en la Ciudad Condal un ciclo de cine documental). «Es todo un lujo contar con estos apoyos con tanta experiencia en sendas artes, el cine y la arquitectura», añade.

La directora de Dímelo a mí es persona agradecida. Y por eso responde con aplausos al concejal de Cultural del Ayuntamiento de Avilés, Román Antonio Álvarez, con el que dice haber trabajado «hombro con hombro» desde que trascendió su proyecto. Y es que el teatro Palacio Valdés también será uno de los escenarios de Ficarq. El odeón avilesino se convertirá en una gran sala de fiesta con alfombra roja incluida el 19 de julio con motivo del baile de gala que atraerá a la ciudad a decenas de rostros conocidos de la pequeña y la gran pantalla. Agenda tiene de sobra: «Dos meses es muy poco tiempo para organizar un festival. No llego por tiempo, no por amistades, pero aún así estoy convencida de que esta primera edición, que es más bien una presentación, estará a la altura, y voy a llenar Avilés de actores. Quiero que la alfombra roja vaya del Palacio Valdés al Centro Niemeyer».