Myriam MANCISIDOR

El riesgo de padecer neumonía, sibilancias recurrentes («pitos» que se oyen al respirar por un problema pulmonar o bronquial), otitis media y virasis es dos veces mayor para los niños que acuden a guarderías respecto a los que no pasan por los jardines de infancia. Así se desprende de un estudio de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria presentado el pasado mayo con el que se amplía una investigación iniciada hace meses y de la que ya informó este diario. Los pediatras analizaron entonces la salud de los bebés de menos de un año y ahora han ampliado este periodo hasta los 24 meses. La conclusión final: «La sociedad debería ofrecer alternativas que permitan mejorar la salud de la población infantil menor de dos años».

En la investigación participaron, en total, 975 niños. De éstos, el 56 por ciento no asistía a la guardería en el momento del estudio y el 44 por ciento restante sí lo hacía. Los profesionales -33 pediatras y veinte enfermeras del servicio público de Salud del Principado- concluyeron que la edad de inicio temprana a la guardería aumenta el riesgo de padecer patologías infecciosas. «Algunas enfermedades como la bronquiolitis y las neumonías pueden afectar seriamente la salud de los niños que las padecen y el frecuente número de episodios padecidos, aún tratándose de patologías banales, puede afectar a su desarrollo», inciden en el trabajo, en el que defienden que las familias «deberían poseer esta información».

Los pediatras asturianos no hallaron diferencias significativas entre los niños que acuden y los que no asisten a guarderías respecto a cuatro enfermedades: bacteriemia (presencia de bacterias en sangre), faringitis vírica, meningitis y sepsis (es una enfermedad en la cual el cuerpo tiene una respuesta grave a bacterias u otros microorganismo). Otras patologías sin significación estadística, siempre de acuerdo al trabajo de investigación, son el resfriado común, la faringitis vírica y la laringitis si bien, de acuerdo al trabajo, los niños menores de dos años que acuden a los centros de infancia sufren más episodios de estas enfermedades que los que no van.

Las contraindicaciones de la asistencia a guarderías de los niños menores de dos años se centran principalmente en que los menores sufren más veces procesos infecciones como neumonía u otitis media. «El sistema inmune de los bebés es inmaduro y el contacto con otros niños en un espacio de pocos metros cuadrados supone tres veces más problemas de infecciones», explicó en su día el presidente de la Asociación Asturiana de Pediatría de Atención Primaria, José Ignacio Pérez Candás, con consulta en un centro de salud de Avilés. Agregó entonces: «Esto conlleva que en los centros de salud se prescriban muchos más antibióticos, broncodilatores y corticoides, lo que genera un gasto sanitario enorme», explicó. Un ejemplo en cifras, de acuerdo a otro estudio -(«Influencia de la asistencia a la guardería en el consumo de fármacos en niños de cero a doce meses de edad»): el 65 por ciento de los pequeños que asisten a jardines de infancia utiliza antibióticos frente al 34 por ciento de los que no van.

De acuerdo a otros trabajos realizados también por pediatras y de ámbito estatal, los niños que acuden a centros de infancia sufren con cuatro o cinco años menos problemas respiratorios que quienes fueron más tarde o nunca y, según estos estudios, cuando cumplen ocho años la situación se iguala entre unos y otros. En España, cerca del 21 por ciento de la población activa utiliza servicios especializados para el cuidado de sus hijos, un porcentaje que, de acuerdo a la investigación, se puede extrapolar a Asturias. La solución para estas familias, a juicio de José Ignacio Pérez Candás, sería impulsar una «buena política de conciliación de la vida familiar y laboral, que es otra de las patas del estado de bienestar, como en otros países de la Unión Europea».