El Gobierno de Asturias ha reconocido con la Medalla de Plata a los vecinos del Valle de la Zoreda «por su sacrificio, su generosidad, su profundo sentido de la solidaridad y por su contribución a la mejora ambiental y a la calidad de vida en Asturias». Pocas veces un texto administrativo, siempre frío y distante, resume mejor tan merecido reconocimiento, tan esperado, justo y necesario homenaje.

«Sacrificio, generosidad, solidaridad, contribución...» son adjetivos sonoros, con fuerte carga solemne e indiscutible valor que hacen sentir orgullo a un pueblo. Y no seré yo quien desde Corvera enmiende un texto breve, conciso y preciso que por fin hace justicia a una de esas reivindicaciones sociales e institucionales que venía reclamando Campañones desde hace años... Aunque desde el cariño, si me atrevo a glosar esa concesión.

Con la puesta en marcha en la década de los 80 de Cogersa se da una solución administrativa (la creación de un consorcio en el que intervienen la administración autonómica y la municipal, hecho extraordinario en la época) y, fundamentalmente, una solución formal, técnica y física al gravísimo problema del almacenamiento y del tratamiento de residuos en Asturias... Cogersa ha sido y es una reconocible y compartible realidad que puso a Asturias en la vanguardia de este tipo de equipamientos y servicios y que ha servido de referente para otros muchos proyectos semejantes desarrollados a partir de la experiencia asturiana en el resto del Estado.

Pero ese objetivo logro de todos los asturianos (los 78 concejos asturianos formamos parte de Cogersa) ha tenido en zona de sombra a los vecinos del Valle de la Zoreda, en el que el concorcio ubicó, en 1985, el vertedero central de Asturias. Y no queremos decir con ello que el consorcio, haya dejado de lado a los pueblos afectados: Ambás y Tamón en Carreño, Serín en Gijón, Villardeveyo en Llanera y Campañones en Corvera. En mayor o menor medida (nunca suficiente) se ha tratado de compensar el inevitable impacto de una infraestructura de rechazo de estas características a través de colaboraciones sociales, culturales, deportivas, medioambientales, urbanísticas... Pero echábamos en falta el reconocimiento público, el sonoro y sincero agradecimiento de los representantes de la ciudadanía.

En la década de los años 90 el Ayuntamiento de Corvera, de manera pionera, en estrecha colaboración con los Amigos de Campañones, propuso que Campañones fuera candidato al premio Pueblo Ejemplar que la Fundación Príncipe de Asturias convoca. A lo largo de más de una decena de años, el Ayuntamiento y Amigos (en ocasiones con el apoyo de todos los ayuntamientos de Asturias) insistirán en ese reconocimiento que el tiempo y las circunstancias no propiciaron. Curiosamente, las razones que esgrimíamos para esa candidatura son las mismas por las que ahora se concede la Medalla de Plata de Asturias. La solidaridad, la generosidad, el sacrificio de todo un pueblo que al lado de esos adjetivos (sonoros y sinceros) enseñaba algo más que identificaba e identifica a todos los ciudadanos de Campañones y, por tanto, del Valle de la Zoreda: la responsabilidad cívica. El saber ser y estar como colectivos. Y es que cuando hablamos de «sacrificio», para quien no viva en las inmediaciones del vertedero, le resultará difícil entender que, dependiendo del viento, de su intensidad, del calor o humedad reinante, se podrá estar o no a la puerta de la casa, se podrá ventilar o no. Se podrá tender la ropa o no. Se pondrá vender o no la propiedad...

Como ilustrativa anécdota, los vecinos de Campañones recuerdan los días en los que la acumulación de gaviotas podía tapar el sol o sus graznidos asustar a los pequeños. Y cuando hablamos de generosidad o de solidaridad no estamos hablando de posicionamientos sociales de carácter piadoso, estamos aludiendo al posicionamiento crítico, siempre constructivo, de unos vecinos que han mejorado como pocos su entorno, se han implicado en él manteniendo estrategias de trabajo comunal, adecentando y cuidando caserías, viales, entornos... Vecinos que han exigido y han luchado como pocos, pero siempre desde el respeto y la implicación social.

Alfredo García, alma de la Asociación de Amigos de Campañones, convecino, infatigable luchador y con él las decenas de vecinos de esa hermosísima aldea corverana de la no menos hermosísima parroquia de Solís, cuna de Corvera, resume como pocos esa suma de valores, ese sentimiento de persona y personas arraigadas a la tierra, defensoras de las esencias del campo y de un paisaje y de un paisanaje hechos de eso que ahora por fin aparece en un boletín oficial: la solidaridad, la generosidad... la responsabilidad. ¡Alfredo!, cuando el Presidente habla de «quien ofrece generoso su casa y abre de par en par las puertas del pueblo entero» parece que piensa en ti.

Es por eso que, aunque tarde, el reconocimiento por fin llega y con él esperamos la respuesta firme a muchas de las necesidades que estos vecinos y vecinas vienen trasladando desde hace años. Y esa es la mejor medalla que queremos compartir...