Al final dice Rosa: "Con quién veas la película, eso es lo único que importa". Y ya está. Lo demás es filfa. "El arte de la entrevista" es el drama de ser y de seguir siendo. El teatro Palacio Valdés acogió antes de anoche el estreno nacional de "El arte de la entrevista", un drama sobre el sosiego y el vértigo de la propia historia. Ernesto Sábato lo alumbró con aquel pensamiento: vivimos para poder recordar que vivimos. O sea, somos el pasado construido. ¿Y qué sucede cuando esos cimientos se quiebran? Esa es la pregunta que se formula Juan Mayorga, el autor del drama que despidió el viernes la programación teatral del ciclo otoño e invierno y de todo el año. El último estreno nacional del "estrenódromo" nacional, que dijo un día Juan José Afonso, el director de la función, capaz de dotar de sosiego e inquietud a cada escena. Diálogos sobre el ser, la nada, y la necesidad de seguir siendo.

Juan Mayorga es uno de los autores más destacados del momento. Y se nota. "El arte de la entrevista" no decepciona. Un ejercicio escolar -como en "El chico de la última fila"- descoloca la quietud de la familia. Un vídeo, una respuesta escondida en los años y en los siglos que sólo angustia a un pedazo de la familia. Al otro, no. Una abuela, una madre y una hija, una tarde.

La respuesta de la abuela desarma a la madre, pero a la hija eso que tanto le preocupa a Rosa, casi le resbala. Y son las mismas palabras. La información es nerviosa.

Juan José Afonso plantea todas estas preguntas con una dirección que es como un río tranquilo, un río que va a dar a la mar y ahí, y sólo ahí, se desborda. El drama de la ausencia de información gracias a un reparto de campanillas asombra, inquieta, interroga... "El arte de la entrevista" echa a andar en Avilés. En marzo llega al María Guerrero de Madrid. Y, después, se reconducirá por todo el país.

A Juan Mayorga le gustan los intrusos, porque desquebrajan la paz del hogar. Luisa Martín, desquebrajada, angustiada. Alicia Hermida, que rompe esa paz de años, lo hace por la paz que no ha tenido. Y todo a lo largo de una tarde que cambiará la vida de tres mujeres. Elena Rivera debuta sobre las tablas con el talento de una pionera. También está Ramón Esquinas, pero el suyo es el papel más desagradecido. No es su culpa.