Las compras de última hora son ya una tradición tan arraigada como la visita de los Reyes Magos a la comarca. Ayer, decenas de avilesinos apuraban los últimos detalles para satisfacción de los vendedores, que este año tenían puestas sus esperanzas en la campaña navideña. Los comerciantes avilesinos -la mayoría decidió abrir sus negocios ininterrumpidamente hasta bien entrada la tarde- se mostraron satisfechos con las ventas. "La última hora es muy buena porque la gente mira menos el precio y más el detalle", manifestó la trabajadora de una tienda de artículos de decoración. El trajín de compradores generó en horas punta retenciones en algunas calles de la ciudad.

A quien no le importó tener colas en su establecimiento fue a la maestra pastelera Carmen González, gerente de la confitería que lleva su nombre en Salinas (Castrillón). Los roscones de González se vendieron como rosquillas, salvando la distancia. "Este año la campaña ha ido muy bien, mejor que años atrás. Creo que es debido a que las cabalgatas se celebran en domingo y muchas familias ya se reúnen hoy (por ayer)", precisó González. Señaló que otros años el "día fuerte" era el 6 de enero.

El roscón que más le gusta a los clientes de Carmen González es el de hojaldre francés, de manteca, y relleno de almendra. Cada dulce lleva una faba, una sorpresa, una corona y su leyenda. "La gente está ya cansada de oír que todo va mal y este año parece que las ventas están más animadas, tal vez también porque a nadie le amarga un dulce", dijo la confitera castrillonense que ofrece roscones de todos los tamaños y precios. El más barato, dijo, ronda los ocho euros y su tamaño es el equivalente a tres raciones.

Con la venta de roscones, los regalos de última hora y la llegada de Sus Majestades, la Navidad se aproxima a su fin, aunque aún falta por jugarse la Lotería del Niño.