El músico candasín Pedro Braña será este año una de las figuras estelares de la programación de la Semana de Música Religiosa, que llega a su 37.ª edición entre el 7 y 13 del próximo mes de abril y tendrá su epicentro, como es habitual, en la iglegia "grande" de Sabugo. Uno de los "Ave María" que dejó compuestos el genial compositor de Carreño será la pieza central del concierto extraordinario que ofrecerán la Orquesta Sinfónica "Julián Orbón" y la Polifónica Avilesina; en el mismo acto se interpretarán corales de Juan Sebastian Bach y el Concierto para violín y orquesta de Beriot. De este modo se afianza el vínculo entre Pedro Braña y la comarca de Avilés, iniciado a raíz de que, ya viudo, el maestro pasó los últimos años de su vida en casa de su hija Coral Braña, residente en Salinas.

El director del Conservatorio avilesinio y principal "motor" de la Semana de Música Religiosa, José María Martínez, comentó que el "Ave María" elegido para la ocasión nunca ha sido interpretado antes en Asturias y que el concierto promete ser "especial" por la numerosa presencia de voces blancas con que contará el coro; los ensayos ya han comenzado. Martínez siempre ha tenido muy presente la importancia de Pedro Braña y a la que tiene ocasión intenta realzar su figura como uno de los músicos asturianos más importantes del siglo XX; así, hace años abogó por que se incluyese la pieza "La Jeringosa" como canción obligada del certamen coral "Villa de Avilés".

Pedro Braña Martínez nació en 1902 en Candás. Sus primeras clases musicales las recibió en la villa marinera y, posteriormente, tuvo como maestros a Adolfo Vega (violín) y Eulogio Llaneza (piano), en Gijón, formación que completó en el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid y en el Liceo de Musicale "Giuseppe Verdi", de Turín, en 1926, donde estudió durante cuatro años armonía, contrapunto, fuga, normas musicales y melodía vocal con Franco Alfano y Luigi Perrachio.

En 1930 regresó a España y se instaló en Madrid, donde encaminó sus pasos hacia el cine, componiendo bandas sonoras para películas como "Sol en la nieve", "Trece onzas de oro", "Luis Candelas" o "El hombre que veía la muerte", entre muchas otras. Igualmente realizó pequeñas incursiones en el teatro musical.

Casado con Petra Barrio Mateos, violinista y gran aficionada a la pintura, el matrimonio tuvo dos hijas, María de la Luz y Coral. En 1941 gana las oposiciones al cuerpo nacional de directores de bandas civiles. En 1944 la Orquesta Sinfónica de Madrid estrenó la obertura "Fabiola", dedicada por Pedro Braña a Fabiola de Mora y Aragón con motivo de su boda, trasladándose poco tiempo después a Sevilla para hacerse cargo de la dirección de la Banda Municipal, con la que se presentó el 21 de octubre de 1945.

El maestro permaneció en Sevilla durante 28 años, obligándose a componer en cada uno de ellos una marcha procesional para la Semana Santa. En 1973, ya jubilado, se estableció en Gijón, donde compuso sus últimas obras, entre ellas el poema sinfónico "En los Picos de Europa" y la obertura para la "Expo 92". La muerte de su mujer en octubre de 1994 supuso un duro golpe para Braña, que murió poco tiempo después, concretamente en febrero de 1995, en Salinas, donde residía su hija Coral.

Sevilla guarda aún hoy un respeto casi reverencial por el músico candasín, que cuenta con una calle en el barrio de Nervión. Además, desde 1996, la capital andaluza homenajea a Pedro Braña con memoriales dedicados a las hermandades y cofradías sevillanas de Semana Santa. Casi más honrado y reconocido en tierra foránea que en su propia casa, el director del Conservatorio local trabaja en otro proyecto que tiene por objeto dar un concierto en Candás en el mes de abril compuesto exclusivamente por obras de Pedro Braña y que correría a cargo de la Orquesta Sinfónica "Julián Orbón" y la Asociación Coral Avilesina.

Reto enriquecedor

José María Martínez, al hilo de la recuperación de la figura de Pedro Braña y habida cuenta de que el candasín fue autor de innumerables marchas procesionales para la Semana Santa de Sevilla, lanzó el guante para que en un futuro las cofradías avilesinas, en su permanente esfuerzo por mejorar el lucimiento de las procesiones locales, diversifiquen las marchas que marcan el ritmo de los pasos y además de tambores y cornetas enriquezcan las mismas con secciones de viento y metal. "Sé de lo complejo del asunto y de que al final de traduciría en disponer de un dinero que ahora mismo escasea, pero todo es analizar la manera de llevarlo a cabo. Desde luego, la Semana Santa de Avilés ganaría mucho s enteros musicalmente hablando", señaló el director del Conservatorio.