"Es complicado sacar adelante el plan de fusión de áreas sanitarias en la región por falta de tiempo, en la recta final de la legislatura, y porque no existe el consenso político necesario para ello", confesó ayer el consejero de Salud, Faustino Blanco, durante una visita a Avilés. Valoró, en esta línea, el trabajo desarrollado en los últimos meses por las gerencias de las áreas sanitarias I y III que lideran Amalia Franco y Begoña Martínez, respectivamente, y que están llamadas a fusionarse al igual que Oviedo-Cangas de Narcea, Gijón-Arrionadas y Langreo-Mieres.

"Estas áreas (Avilés y Jarrio) son un modelo de cooperación y demuestran que el pez grande no se come al chico sino que hay un chico que se beneficia de cooperar con el grande", dijo. Destacó, eso sí, que a día de hoy no hay un marco legal que regule la unión de áreas sanitarias en Asturias. "No lo podremos desarrollar en esta legislatura probablemente por el tiempo que queda, puesto no hay esos consensos, pero tenemos que emplearnos a fondo para demostrar a la sociedad que este modelo (el de las cuatro áreas) es posible y no va contra nadie", explicó el consejero. Añadió, al contrario: "El modelo fusionado no va a la restricción de servicios sino precisamente a consolidarlos en los territorios, dotándolos de mayor agilidad y capacidad de resolución".

En Avilés y en Jarrio, entre tanto, el hermanamiento lleva meses en marcha. Un ejemplo: el pasado viernes se firmó un acuerdo para impulsar políticas comunes con el objetivo de reducir los residuos en ambas áreas. A nivel asistencial, los equipos directivos llevan meses estudiando la forma de trabajar conjuntamente sin que se produzca riesgo de deslocalización de los hospitales o los centros de salud existentes. Asimismo comparten consultas de urología, oncología, nefrología, dermatología, algunas cirugías y enfermería. "Gracias a este trabajo cuando desarrollemos el marco legal tendremos mucho camino recorrido", concluyó Blanco.