La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Gallegos y asturianos van de la mano

La problemática de Alcoa ha estrechado los lazos de hermandad entre las localidades por las que pasa el eje aluminero del Norte

Una pasada manifestación de trabajadores de Alcoa celebrada en La Coruña. XOAN ÁLVAREZ

El pueblo gallego donde más fácil resulta encontrar a un avilesino es San Ciprián, en la provincia de Lugo. No es de extrañar, pues en ese recoleto pueblo de La Mariña lucense se encuentra el corazón aluminero de España, una factoría que produce la alúmina que sirve de materia prima a la fábrica avilesina de aluminio y también a la de La Coruña, además de a la propia planta fundidora de la localidad cibrense. Fruto de esa relación empresarial cultivada durante años, hay decenas de avilesinos afincados en La Mariña y un sentimiento recíproco de simpatía. El eje norteño del aluminio se completa con La Coruña, donde funciona una fábrica casi gemela a la avilesina... tan parecida que también ayer sus trabajadores sintieron el pánico de un posible cierre si no se encuentra antes de acabar el año una solución al problema del coste eléctrico.

La preocupación era grande ayer en el entorno de las fábricas de la Coruña y San Ciprián, al igual que en Avilés, por la delicada situación energética en la que se ha visto atrapada Alcoa tras fracasar en su intento de obtener retribuciones aceptables en la subasta del servicio de interrumpibilidad celebrada la semana pasada. La empresa salió perjudicada de ese proceso y en La Mariña el tema -todavía un rumor entonces- fue muy comentado en los mentideros fabriles durante el fin de semana.

Según relató a este diario un avilesino que estuvo el sábado de visita en San Ciprián, "la gente daba por sentado que las fábricas de Avilés y La Coruña están sentenciadas, si bien no se hablaba de su posible cierre en caso de que sea imposible reconducir el asunto eléctrico sino de su venta a un fondo inversor, algo parecido a lo que se hizo con las plantas de productos transformados de Alicante y Amorebieta (Vizcaya)". Pese a su mejor posición relativa en estos momentos -la fábrica de San Ciprián tiene asegurado el 75 por ciento de la electricidad interrumpible que necesita para 2015- los cibrenses no las tienen todas consigo e invocan el conocido refrán que habla de las barbas del vecino.

Mientras, en medios sindicales de la planta de La Coruña piensan, como sus colegas avilesinos, que la posible salida a esta nueva crisis eléctrica pasa por celebrar una segunda subasta de derechos de interrumpibilidad.

Compartir el artículo

stats