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El aluminio cae a plomo en Europa

Un informe dado a conocer hace pocos días por el órgano ejecutivo de la UE cifra en un tercio la capacidad de producción aluminera perdida en cinco años

Europa empieza a tomar conciencia de que tiene un serio problema con el aluminio, un metal básico para sostener el entramado industrial del continente y de gran valor estratégico por sus aplicaciones en sectores de vanguardia como la aeronáutica o la automoción, entre otros. La alarma viene dada por la confirmación de lo que antes eran sospechas y que ahora son datos contrastados que apuntan a un desplome en toda regla del sector aluminero: un encarecimiento de 228 euros por tonelada de los costes de producción (lo que supone un 11 por ciento del total) y, asociado a ésto, la pérdida de competitividad, con el resultado de una reducción del 33 por ciento de la capacidad productiva entre los años 2007 y 2012. La crisis desatada estos días en España con el anuncio de Alcoa de la intención de cerrar sus instalaciones de Avilés y La Coruña si no logra un precio competitivo de la electricidad no viene más que a añadir más plomo a las alas de un sector que anda de capa caída.

Las cifras anteriores son parte de las conclusiones del informe que realizó el Centro de Estudios de Políticas Europeas (CEPS) por petición de la Comisión Europea y que analizó la situación del sector aluminero europeo tomando como referencia 46 plantas que representan el 60 por ciento de la capacidad productiva total del continente. "Los resultados (del informe) muestran claramente el considerable impacto negativo de algunas normas europeas que afectan a nuestra capacidad de competir a nivel internacional", reseñó Gerd Götz, director general de la poderosa Asociación Europea del Aluminio (EAA), a la que pertenece Alcoa. Götz aprovecha para llamar la atención sobre la paradoja de que "la demanda de soluciones de aluminio no deja de crecer mientras se desploma la producción en el continente". Y concluye, a la vista de todo lo anterior, que es "el momento de una respuesta política firme e inmediata".

El informe del CEPS destaca de manera especial la diferencia entre las plantas alumineras de metal primario que todavía están protegidas del coste de las políticas europeas debido a que tienen contratos energéticos de largo plazo anteriores a la normativa reguladora del mercado de emisiones a la atmósfera y las que están totalmente expuestas al nuevo escenario. Estas últimas, siempre según el estudio, "se han convertido en las menos competitivas del mundo" y cabe presumir que las fábricas de Avilés y La Coruña están en ese paquete.

El estudio destaca que los recargos y costes indirectos por emisiones (los costes del CO2 que los productores repercuten en la factura eléctrica) y los recargos adicionales para apoyar a las energías renovables son las principales causas de la pérdida de competitividad del sector aluminero en Europa. Y en consecuencia, las razones por las que las empresas deciden cerrar fábricas, recortar producción en la UE o llevar sus nuevos proyectos a continentes con normativas más laxas, todo ello con efectos negativos en el empleo, las pymes y las actividades económicas asociadas a la producción de aluminio primario.

El presidente de la EAA, Roeland Baan, marca la hoja de ruta para revertir este desplome: lograr precios competitivos de la energía dentro de un marco garantista y común para toda Europa, fomentar el reciclaje de la chatarra de aluminio y promover la cadena de valor del metal en Europa mediante el apoyo de los proyectos innovadores y las soluciones técnicas más eficientes.

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