Comerciantes, hosteleros, empresarios, amas de casa, niños, jóvenes, adultos, abuelos, la sociedad civil se echó ayer a la calle para arropar a los trabajadores de Alcoa que se ven con un pie en la calle el mes próximo. Avilesinos, vecinos de la comarca y residentes en otros puntos de Asturias arroparon a la plantilla aluminera y a sus familias durante la manifestación en defensa de la industria, la más multitudinaria que ha recorrido las calles de la ciudad en décadas. Y el mensaje que todos lanzaban era el mismo: "Tenemos que arropar a nuestra gente".

Integrantes de la Asociación de Discapacitados Físicos de Avilés y Comarca se manifestaron a la cabeza de la gran marea humana, que partió de la plaza del Vaticano a las siete de la tarde. No tardó en unirse a la marcha la avilesina Juani Carretero. "Vengo a mostrar mi apoyo. No puede ser que las empresas vengan a buscar dinero y que se marchen de rositas", señaló esta ama de casa. A su lado se encontraba Aurelia Piñeiro. Dos primos suyos trabajan en la fábrica coruñesa de Alcoa: "Hay que hacer fuerza".

Muchos establecimientos echaron el cierre en apoyo a la protesta de los trabajadores. Como la hosteleraBegoña Huerres: "¿Cómo vamos a consentir que cierre Alcoa?", planteó. Entre la "mareona" del aluminio se encontraba también el presidente de los comerciantes de la comarca, José Manuel García Rodríguez, " Roxín": "Para nosotros es fundamental apoyar a esta gente. Alcoa es uno de los pilares industriales de la comarca, y por tanto también es vital para el comercio. Tenemos que estar más unidos que nunca", aseveró. "Estar aquí es cuestión de sentido común. Hay que defender lo poco que tenemos, hacer fuerza y aportar nuestro granito de arena", apuntó Pedro Acevedo, propietario de una agencia inmobiliaria avilesina. "Todos tenemos que dar nuestro apoyo. Que Alcoa siga es bueno para todos", afirmó la hostelera gozoniega Pilar Granda. Su nieta, de 11 meses, fue una de las más jóvenes de la manifestación. Porque ayer el aluminio unió a una región.