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AMPARO LARRAÑAGA | Actriz, coprotagoniza "El nombre" el viernes en el Palacio Valdés

"No se vive bien del teatro, no sé qué futuro nos aguarda; por eso producimos"

"La nuestra es una empresa familiar; nos hemos exigido desde siempre trabajar al máximo nivel y 'El nombre' es una buena prueba de ello"

Amparo Larrañaga, en una imagen promocional.

La actriz y productora Amparo Larrañaga (Madrid, 1963) coprotagoniza el próximo viernes día 29 en el teatro Palacio Valdés de Avilés la comedia de sofá "El nombre", de los dramaturgos franceses Matthieu Delaporte y Alexandre de La Patellière. "El nombre" fue un éxito de la escena gala que acabó convertido en clamoroso guión de cine que los dos autores se encargaron también de dirigir: se llevaron unos cuantos premios "Césars" (los "Goya" de la cinematografía francesa) y vendieron un montón de entradas. La versión española de la comedia se estrenó el verano pasado en el Teatro Maravillas de Madrid, el de la familia Larrañaga. Jordi Galcerán firmó la versión en español del espectáculo y Gabriel Olivares dirigió un reparto que completan Jorge Bosch, Antonio Molero, César Camino y Kira Miró. Larrañaga atiende por teléfono a LA NUEVA ESPAÑA.

-La obra ha salido de Madrid con el aplauso generalizado.

-Y vamos a volver. Seguiremos de gira hasta que comience el verano y, entonces, regresaremos, aunque esta vez no será al Maravillas. Vamos al Alcázar.

-El verano no suele ser la estación de los estrenos.

-Pensábamos eso: que el público no pide ir al teatro, pero nos confundimos. Nos fue muy bien. Dejamos Madrid porque teníamos que iniciar la gira. Llevamos siete meses de acá para allá, pero en Madrid se quedó gente sin vernos.

-¿Qué tenía "El nombre" para que se embarcase en esta historia?

-De inicio le diré que el protagonismo es coral y eso me gustaba. Lo que también me gustaba era el personaje destinado para mí: distinto de otras ocasiones. Me suelen dar los papeles de mujeres de carácter y este no lo es, es una mujer muy amable, lleno de bondad. Me atrajo mucho esa capacidad suya de generar bondad. Me gustó mucho.

-"El nombre" estalla por una estupidez.

-Esas cosas pasan en cualquier familia. Dos personajes que se conocen de toda la vida -uno es mi marido y el otro, mi hermano: yo me casé con su mejor amigo- discuten una noche por una nimiedad. Y de esa discusión tonta salen todas las diferencias: el cachondo enamorado del dinero por un lado y el catedrático, por otro. Y, mientras, los espectadores no hacen más que reírse.

-Se trajeron un éxito de Francia.

-Es donde mejor se hace teatro actualmente. Antes los éxitos que venían era de Londres y de Nueva York. "El nombre" es una comedia de dos autores que, encima, no proceden del teatro. Vienen del cine y de la televisión.

-También es productora.

-La nuestra es una empresa familiar. Nos hemos exigido desde siempre trabajar al máximo nivel y "El nombre" es buena prueba de ello. Si precisamos cinco actores, cinco actores: no bajamos el nivel de nuestras producciones. Y en este punto nos ha ido bien hasta el punto de que no hemos tenido que despedir a nadie en nuestro teatro.

-Tal cual están las cosas, ¿se vive bien del teatro?

-Es lo que más me gusta de todo y lo llevo haciendo desde los 18 años, cuando Arturo Fernández me llamó para trabajar en uno de sus montajes. Vivir bien no; no se hace cine, la televisión está bajo mínimos. No se vive bien del teatro. No sé qué futuro nos aguarda, por eso nos metimos en la producción: para no tener que esperar a que te llamen, para poder elegir lo mejor que puedas dar.

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