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Una década de escultura monumental

La obra "Avilés"cumple diez años en el paseo de la ría

"Avilés en 2005 se veía con perspectiva positiva de futuro, de ilusión, de cambio... Y esta escultura venía a generar también la visión de arte contemporáneo que le faltaba a la ciudad". Benjamín Menéndez (Avilés, 1963), contempla orgulloso la pieza escultórica que lleva el nombre de la ciudad y que hace ahora 10 años se instaló en el paseo de la ría. Nada menos que 30 metros de altura y 60 toneladas de desafiante modernidad. La presentó entonces como un simbolismo de la unión entre ciudad, puerto y ría, como un homenaje a la industria (simbolizada en el acero corten) y al mundo de la mar. Hoy, 10 años después, Menéndez no lo dice pero se le nota en la mirada que la historia transcurrida no es la que él esperaba. "Ahora el horizonte está lleno de incertidumbre".

El devenir de la década no resta actualidad a la pieza. "Si algo tiene la escultura ha sido el acierto y entonces y también a largo plazo", afirma su autor. El paseo de la ría no volvió a ser lo mismo desde que se instaló "Avilés", los tres grandes pinchos de proporciones no igualadas en la ciudad por ninguna otra pieza, cuyas inclinaciones le dan un sinfín de perspectivas cambiantes, como es cambiante su cromática con la oxidación lenta del acero corten.

"Lo que fue entonces un acierto fue que la Autoridad Portuaria decidiera apostar por una obra contemporánea; ojalá se apostara más a menudo", reflexiona Benjamín Menéndez, que confía en que la ciudad pueda recuperar la ilusión en todas las facetas de la vida, incluyendo la artística. "La crisis cuenta en muchas decisiones... Pero tampoco todo se le puede achacar a la crisis". Primero fue "Avilés", y después ocurrieron muchas cosas en el entorno de la ría: finalizó el saneamiento, el puerto creció en la margen derecha, se inauguró el Niemeyer y también a su calor llegaron los cruceros. "Vinieron muchas cosas detrás de la pieza, y muy importantes", afirma el artista.

A la pregunta de cómo le gustaría que el Niemeyer promocionara la creatividad artística, Menéndez explica: "Las producciones artísticas y los contenidos son lo importante. Creo que hay que apoyar al individuo que tiene un proyecto que contar". Por eso cree que el Niemeyer tendría que tener producciones propias itinerantes. "Por ahí deberían de andar los presupuestos".

La monumental pieza fue una muesca fundamental en la carrera de Benjamín Menéndez, marcó "un antes y un después". Tanto que a veces Menéndez cree que pesa demasiado en su currículo, porque se le recuerda sólo por eso cuando él sigue contando historias a través del lenguaje artístico. "Me ha ido muy bien, participo en muchos proyectos internacionales, soy un afortunado de poder dedicarme a la cultura", reconoce. Su último proyecto es "Polinización Cerámica Sembrando Tierra", que ya se pudo ver en Oviedo y que ahora se inaugurará en La Rioja. También trabaja en la instalación "Fábrica de Nubes".

El material con el que dio forma a la escultura de la ría, el acero corten, es uno de los que determinan su trayectoria; el otro es el barro, la cerámica. De su taller cerámico de Ferroñes -diseñado por Andrés Diego Llaca y que recibió un premio de arquitectura- salen por igual piezas de barro que esculturas de acero. El trabajo en el taller se completa, para Menéndez, con el aprendizaje en el aula, de sus alumnos de pintura y también de los de cerámica en la Factoría Cultural.

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