La ministra de fomento puso la anécdota divertida del día en su visita a Avilés. Uno de los actos protocolarios del día consistía en descubrir una placa conmemorativa del 125.º aniversario de la llegada del ferrocarril a Avilés. Ana Pastor y Mariví Monteserín agarraron con firmeza la bandera española que tapaba la insignia y tirar al unísono para mostrarla a todos los asistentes. Aplausos y apretones de manos sucedieron a tan emotivo instante. Tras el oficio, la popular quiso hacer gala de su cordialidad y espontaneidad entrando a la estación para saludar al personal de Renfe, con la sorpresa de que allí no había nadie. "¡¿Dónde va?!", "¡Si no hay nadie", dijeron algunos de los presentes. Pastor no debía saber que el apeadero avilesino cuenta con más máquinas expendedoras que empleados, y que la empresa Renfe, dependiente de su ministerio, sólo tiene contratado un trabajador en Avilés que, desafortunadamente, en ese momento no se encontraba en su puesto de trabajo.

Pese a todo, la ministra salió airosa del desliz. Tal como entró, salió. Una sonrisa en la boca y vuelta a saludar a todo aquel que se le acercaba, que no eran pocos. La siguiente parada en el itinerario que la Sociedad Económica Amigos del País de Avilés tenía preparado para Pastor tuvo lugar en la segunda planta de la cantina anexa a la estación, para visitar una exposición con material ferroviario. Allí la Ministra tuvo la oportunidad de recibir una completa explicación de los utensilios expuestos, además de sacar unos minutos para tomar un refresco en una calurosa mañana de verano en Avilés.