El cementerio de La Carriona es una ciudad de muertos para disfrute de los vivos. Un paraíso de arte macabro se esconde tras los muros del camposanto, de traza mediterránea y estilo ecléctico. Antorchas encendidas, relojes de arena? Iconografías que representan la fugacidad del tiempo invitan a adentrarse en la necrópolis avilesina, la única asturiana que ahora aspira a alzarse con el galardón del II Concurso "Cementerios de España" que organiza una publicación especializada.

El Ayuntamiento de Avilés a través de la concejalía de Cultura defendió dos proyectos que han sido seleccionados para la fase final del certamen. Junto al de La Carriona participarán en la última fase del concurso los cementerios de Derio (Bilbao), Villafranca del Penedés y Terrassa (Barcelona), Montánchez (Cáceres), San José (Cádiz), Montornès de Segarra (Lérida), San Justo y Robregordo (Madrid) y Casabermeja (Málaga). El gobierno local valoró el conjunto artístico e histórico del camposanto municipal y el centro de interpretación, un espacio expositivo pionero en España que abrió sus puertas como "espacio un espacio de arte y un lugar de memoria" en el año 2012 donde antaño estaba la capellanía y conserjería del cementerio. Se presentó también a concurso la escultura del panteón de la marquesa de San Juan de Nieva, una de las obras más espectaculares del cementerio. La cripta fue diseñada por Armando Fernández Cueto y como escultor intervino Cipriano Folgueras. Así, pues, está claro que en esto de morir tan importante es ponerse en manos de Dios como de un buen artista.

Los mejores cementerios de cada una de las cinco categorías -mejor camposanto, mejor monumento arquitectónico, mejor estructura, mejor historia y mejor iniciativa medioambiental- podrán ser elegidos mediante votación abiertas hasta el día 30 de septiembre a través de la página web de la revista "Adiós cultural".

El jurado de los premios lo compondrán Nieves Concostrina, redactora jefe de "Adiós Cultural"; Mercedes Fernández Martorell, antropóloga y profesora de la Universidad de Barcelona; Ana Valtierra, doctora en Historia y Teoría del Arte; Jordi Valmañá, presidente de la Asociación de Funerarias y Cementerios Municipales; Esther Celma, del grupo de apoyo a la Ruta Europea de Cementerios; Joaquín Araújo, naturalista y escritor, y Gabino Abánades, del Grupo Funespaña.

El camposanto de La Carriona podría sumar con este galardón un incentivo a su atractivo turístico. En el pasillo central destaca la capilla diseñada, como el resto del conjunto, por Ricardo Marcos Bausá. Este templo se puso en servicio un año después de la inauguración de la necrópolis, en 1891.

En la avenida principal tienen sus panteones las principales familias de la época: querían que los panteones supusieran una imagen de su poder social y económico y los dotaban de elementos realizados por los más importantes artistas y escultores asturianos del momento.

Los panteones del marqués de Teverga, el novelista Armando Palacio Valdés, la poetisa Ana del Valle o el también escritor Marcos del Torniello sobresalen por su majestuosidad al igual que los de las familias García Morán o Bonifacio Heres, entre otros más humildes. Todos ellos disfrutan del descanso eterno en La Carriona mientras los vivos compiten en concursos de muerte y defienden el "necroturismo".