El escaso cupo de capturas autorizadas de que disponen ciertos barcos pesqueros asturianos, en este caso los que faenan en aguas comunitarias y que traen a puerto fundamentalmente merluza, ha dado pie este año a una circunstancia inusual: los armadores de buques de palangre especializados en pesquerías en aguas de altura han decidido colgar temporalmente los aparejos de palangre y cambiarlos por varas con las que intentarán capturar bonitos. Los profesionales del sector aseguran que "hace mucho tiempo que los barcos comunitarios no iban al bonito porque vivían holgadamente de sus capturas de merluza". Pero la necesidad aprieta y, como razona el armador Antonio Menéndez, dueño del barco "Xuan Moncho", "o nos buscamos la vida con otras especies o tenemos que amarrar y mandar a la gente para casa". Según los armadores consultados, el hecho de que una parte de la flota palangrera comunitaria se aliste a la costera del bonito suena a "medida desesperada" y se trata de una jugada que "puede salir bien o mal, porque ese tipo de barcos tiene unos altos costes de navegación y si no logran hacer buenas capturas el tiro puede salirles por la culta en forma de pérdidas cuantiosas".

El bonito es una de las pocas especies marinas de interés comercial no sujeta a los cupos que fija y distribuye entre los países miembros la Unión Europea, por lo que constituye un preciado tesoro para los barcos que tienen la suerte de dar con ejemplares en abundancia habida cuenta de que el valor en tierra de esa especie suele ser muy rentable.