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Consecuencias de la nueva ley de investigación tributaria

Hacienda mira ahora con lupa en busca de estafas, advierten los asesores fiscales

El Fisco admite, ante los casos de Illas y La Arena, que consumir poca luz hace saltar las alarmas cuando se quiere desgravar por las hipotecas

Josefina Díaz y José Muñoz, ante su vivienda de La Arena. RICARDO SOLÍS

"Hacienda está intentando sacar dinero; desde hace un par de años intenta buscar todo lo que puede, dispara a todo gracias a la nueva ley de investigación del Fisco". Los asesores fiscales afirman que no son inhabituales casos como los publicados por LA NUEVA ESPAÑA, de dos parejas de Piniella (Illas) y San Juan de La Arena (Soto del Barco) que se ven incapaces de demostrar que viven en sus casas y desgravar por tanto por la compra de vivienda habitual. Fuentes vinculadas a la inspección tributaria afirman que "el Fisco se equivoca pocas veces" en la aplicación de la norma, aunque a veces, reconocen, puede ocurrir.

Todo comenzó en 2012, de la mano de un plan de lucha contra la economía sumergida que impulsó la Agencia Tributaria. Desde entonces colectivos de diferentes comunidades españolas han venido advirtiendo del malestar de muchos propietarios a los que les comenzó a llegar la revisión de la deducción por compra de vivienda habitual de años pasados. Sólo en 2014 Agencia Tributaria realizó más de 2.500 actuaciones en busca de posibles fraudes en esa desgravación, y en más de la mitad de las actuaciones, los inspectores detectaron riesgo fiscal. Es aquí donde se enmarcan los casos de Yolanda Martín y Fernando Ferreiro (Piniella) y José Antonio Muñoz y Josefina Díaz (La Arena), a quienes Hacienda acusa de no ocupar sus viviendas y de cometer fraude al intentar desgravar por ellas en la declaración de la renta.

Y es que según la ley, para deducir por inversión en vivienda habitual (algo a lo que ya no tienen derecho quienes compraron casa después del 1 de enero de 2013) es obligatorio demostrar que el propietario vive de forma efectiva en el inmueble al menos durante la mitad del año. Esto es, un jubilado con mucho tiempo libre podría tomarse largas vacaciones, pero no más de seis meses al año. Y cuando Hacienda cruza datos y ve indicios que le hacen saltar las alarmas, los propietarios quedan en el punto de mira y se ven obligados a justificar, si pueden, el lugar de residencia.

Que el Fisco considere que la vivienda por la que se pretende desgravar es en realidad una segunda residencia no es el único problema con que se puede encontrar el contribuyente. También es obligatorio residir durante al menos tres años desde la compra, adquirir casa en un plazo máximo de cuatro años si se tiene una cuenta ahorro vivienda, finalizar la obra en cuatro años en caso de que sean los promotores de la vivienda, y no pretender deducir cantidades que, aunque correspondientes a la hipoteca, no se destinaron a la compra de la casa, sino a otros gastos como por ejemplo los muebles.

Dentro de este plan de inspección emprendido por Hacienda en busca de irregularidades, el bajo consumo eléctrico es el principal motivo de alarma, reconocen fuentes próximas a la Agencia Tributaria. Y de nada sirve que los propietarios justifiquen -como en el caso de los avilesinos- que tienen electrodomésticos de alta eficiencia y dispositivos de ahorro, y que además huyen del despilfarro. En el caso de la pareja de Piniella, el consumo ronda los 50 y 60 euros mensuales, y en el de los afectados de San Juan de La Arena, los 90 euros.

Los primeros, los de Piniella, afirman que el único electrodoméstico que tienen todo el tiempo conectado es la nevera, y que cuando la compraron ya buscaron una de bajo consumo. En cuanto a la lavadora, utilizan programas de lavado en frío. Y como trabajan los dos, la mayor parte de los días van a casa solo para dormir. El matrimonio de La Arena, por su parte, asegura que tiene instalados sistemas de ahorro para el agua caliente y la calefacción.

El empadronamiento no es un argumento contundente, ya que a Hacienda le consta que hay muchas personas empadronadas en otra residencia distinta de la habitual. Si no hay teléfono fijo y con consumo, las sospechas también son altas, igual que si el residente no presenta la domiciliación de gastos o si el médico está en una localidad distinta. Lo cierto es que los ahorradores tienen más dificultades que el resto para justificar que viven en su propia casa.

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