"De seguir con las proyecciones demográficas actuales, para el año 3000 podrían vivir en España menos de 1.000 personas", aseveró Alejandro Macarrón, ingeniero y director de la Fundación Renacimiento Demográfico, en los cursos de La Granda, donde analizó ayer los problemas a los que se enfrenta España a raíz de un envejecimiento que está lastrando no sólo la economía del país, sino la sociedad en su totalidad.

Macarrón describió el cambio drástico que ha experimentado la demografía de la sociedad española en los últimos 40 años. "Pasamos de una población joven y dinámica en 1976 a tener en la actualidad un país decrépito y envejecido", señaló para comentar que la situación "no tiene precedentes en la historia. En otros casos se puede acudir a los datos de distintas épocas para conocer los antecedentes y saber cómo actuar, pero en el asunto que nos atañe no hubo nada así".

Para Macarrón, la raíz del mal está clara: la escasísima natalidad. "Cada vez nacen menos niños, mientras que las mejoras en la calidad de vida hacen que vivamos más tiempo y que la esperanza de vida aumente. Mientras que el número de personas mayores de 65 años sube cada año, el de menores de 14 baja. Esto condena a un país -como España- a envejecer hasta desaparecer".

El aumento paulatino del número de pensionistas lleva aparejado un gasto en pensiones que, como explicó el estudioso, "es un lastre que aplasta la economía del país. El Estado del Bienestar es insostenible en la situación que estamos viviendo. No sólo es el gasto en pensiones, que se ha disparado, sino el gasto farmacológico que implican los cuidados de esas personas".

El incremento de individuos dentro de esta franja de edad implica, para Alejandro Macarrón, un foco electoral influyente que también toma parte de las políticas sobre el gasto en pensiones. "Estas personas mayores buscan que se aprueben impuestos para subsanar el gasto en pensiones y en sanidad, unas políticas que acaban dañando la economía del país", señaló.

Para el ingeniero, las empresas también se han visto afectadas por el envejecimiento de la población, pues esa realildad se traslada al ámbito laboral. "Con el paso de la edad somos menos competitivos en ambientes y entornos de competitividad. En época de bonanza no hay problema, pero cuando vienen mal dadas, los mayores son menos empleables", afirmó el conferenciante. "Se pretende alargar la edad de jubilación mientras que las empresas echan a la gente de esa edad. El plan francés de jubilación a los 60 años es bueno para las empresas, pero la cuestión es ver cómo se puede pagar", sostuvo el director de la Fundación Renacimiento Demográfico.

España y Alemania no son casos aislados. Según indicó el ponente, Europa ha perdido el peso demográfico que disfrutó con respecto a otros continente. "Cada vez contamos menos para el resto del mundo desde un punto de vista demográfico. Nos estamos viendo desplazados por otros continentes y países que están creciendo muchísimo demográficamente", comentó durante su intervención.

El también consultor de estrategia empresarial vislumbra tres modos de obrar ante el panorama demográfico español y europeo. "Podríamos mirar para otro lado y negar la realidad; es lo que no debería hacerse bajo ningún concepto. Otra posibilidad es adaptarse al declive demográfico sin llevar a cabo reformas profundas, sólo retocando algunos aspectos del problema. La opción más deseable y recomendable es tratar de solucionar el problema: fomentar y promover la natalidad incentivando que las parejas decidan tener hijos, plantear una inmigración bien gestionada y no como hoy en día, que es un verdadero caos. La demografía es cómo estructuramos la sociedad, es por ello un modelo de sociedad, no es una cuestión menor", concluyó Macarrón.