"Después de contemplar los restos históricos que estamos visitando, algunos de la época romana, resulta difícil decir que haya algo antiguo en San Agustín", señalaba ayer Elizabeth Durán Gessner, integrante del grupo de arqueólogos de la ciudad norteamericana, de visita estos días en Asturias. Los estudiosos, miembros de la Sociedad Arqueológica de San Agustín, permanecerán una semana en la comarca con el objetivo de conocer lugares de interés arqueológico de la región. Visitarán, además de la ciudad y su museo, el Castillo de Gauzón y la Mina de Arnao en Castrillón, la cueva de San Román de Candamo, el museo Arqueológico de Asturias y la Catedral en Oviedo, los túmulos megalíticos del Monte Areo en el valle de Guimarán en Carreño, el campamento romano de La Carisa en Gijón, los yacimientos de la bahía de Bañugues, las minas de Llumeres y el lugar donde se encuentra el pecio hundido de un galeón inglés del siglo XVII. Este viaje se enmarca dentro de los actos conmemorativos del 450º aniversario de la fundación de la ciudad hermana de Avilés.

Acompañados por el ex concejal Román Antonio Álvarez, encargado de la delegación durante su estancia en el Principado, la comitiva acudió ayer por la mañana al Ayuntamiento para saludar a la Alcaldesa, Mariví Monteserín. Durante la recepción, Elizabeth Durán, cabeza del grupo, entregó a la regidora, en nombre de sus colegas, un libro con rutas por los barrios de San Agustín que incluye la descripción de los lugares más significativos y reseñas históricas de los mismos.

La asociación de arqueólogos de San Agustín de La Florida, integrada por unas 200 personas, colabora estrechamente con Carl Halbirt, el arqueólogo oficial de la ciudad. "Antes de levantar una edificación se hacen excavaciones para descartar la existencia de restos, como ha ocurrido en varias ocasiones, algunos del siglo XVI", relata Elizabeth Durán. En este sentido, señala el cambio de mentalidad que ha tenido la sociedad a la hora de proteger elementos de valor histórico. "Hasta finales del siglo XX se perdió mucho; ahora hay más afán de conservar, aunque resulta muy caro mantener los edificios antiguos", indicó la arqueóloga.