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Enfermeras con experiencia en primaria rechazan su traslado forzoso a los hospitales

Algunas profesionales destinadas ahora a los complejos sanitarios deben dejar, por falta de plazas, centros de salud en los que llevan casi 20 años

Sara (nombre ficticio) es una enfermera que lleva trabajando 18 años en un centro de salud de la comarca de Avilés. Aprobó las oposiciones de enfermería en 2013 y esperó por una plaza para la que tiene amplia experiencia, pero ahora y contra todo pronóstico debe incorporarse el 1 de septiembre en el Hospital San Agustín. Sara es una de las afectadas por el concurso de traslados de 2008, que dejó a las aspirantes sin plaza en los centros de salud.

Las afectadas como Sara -una veintena aproximadamente en el área sanitaria avilesina, muchas más en Asturias- lamentan ahora que después de aprobar una oposición tengan que desarrollar su trabajo en un campo que desconocen como es el hospitalario. Confían, como última esperanza, en que Salud les permita cambiar de puesto en el próximo concurso de traslados que se convoque en la región.

Las profesionales que aprobaron las oposiciones convocadas en la Oferta Pública de Empleo (OPE) de 2008 tomarán posesión de su plaza en septiembre. Estos puestos solo serán de atención hospitalaria, ya que las plazas de los centros de salud fueron cubiertas por una convocatoria de movilidad voluntaria hace ya siete años. Los sindicatos ya denunciaron esta situación: "Esos traslados se realizaron en 2008 y ahora estamos en 2015". De las 472 plazas disponibles de enfermería, ninguna es de atención primaria.

Profesionales de dilatada experiencia en atención primaria y en otras especialidades de enfermería serán, pues, recolocadas en los hospitales sin atender a su experiencia laboral o formativa. Muchas de estas profesionales cumplen los requisitos necesarios para conseguir el título de especialista por la vía excepcional. Esto quiere decir que no realizaron la prueba de Enfermero Interno Residente (EIR), pero pueden obtener la especialidad realizando una prueba de evaluación convocada en 2009, y que en el caso de enfermería familiar y comunitaria no se ha realizado aún.

Estas profesionales explican que son tutoras, en muchos casos de Enfermero Interno Residente. Los EIR, según el Real Decreto de 2010, son enfermeros que han superado una prueba estatal y que con la nota conseguida han optado a una especialidad. Las personas que los tutorizan realizan una importante labor formando a futuros profesionales en su centro de trabajo aparte de las obligaciones como personal sanitario.

El personal de enfermería reclama que, al menos, se le ubique en puestos en los que su formación y experiencia sean útiles. "Si por ejemplo hay cuatro matronas que van a perder su plaza especializada en ginecología para pasar a ser simples enfermeras generalistas, la sanidad asturiana ganará cuatro enfermeras, es cierto, pero perderá cuatro matronas con experiencia", explican en medios sindicales.

"Para tener una sanidad de calidad es importante llevar a cabo una política de personal en la que se tenga en cuenta la formación y la experiencia de los trabajadores. Esto redundará en la satisfacción de los mismos y en la de sus pacientes. Lo mismo que la creación de la categoría profesional de "Enfermero especialista" en Enfermería Familiar y Comunitaria", apuntó Marta Villamil, presidenta de la Sociedad de Enfermería Familiar y Comunitaria de Asturias (Seapa).

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