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El camarero que se codea con los famosos

Paco Gámez comenzó hace más de dos décadas a hacerse fotos con cuantos personajes pasan por Casa Tataguyo Junto a él han posado, entre otros, Woody Allen y Brad Pitt

Sobre estas líneas, Paco Gámez posa junto a Brad Pitt, Woody Allen y la Infanta Elena. A la derecha, Gámez Canteli, con uno de los libros de firmas de Casa Tataguyo. irma collín

Francisco Gámez Canteli, para la mayoría de los que le conocen "Paco el de la Tata", tan pronto le sirve una longaniza a un cliente de toda la vida, como unas croquetas a un mochilero que está de paso por Avilés o le escancia un culín de sidra a Brad Pitt. Este camarero, valorado por la clientela por su amabilidad y simpatía, atiende por igual a los comensales de toda la vida, a los nuevos y a las caras conocidas. Pero con los famosos tiene la costumbre de fotografiarse desde ya hace unas dos décadas, una tradición que empezó con su compañero Bernardo Quirantes y que conserva hoy, con la misma sonrisa. Paco Gámez es el camarero que se fotografía con los famosos.

"¿Pero quien soy yo para salir en el periódico?", responde Gámez Canteli cuando se le plantea compartir sus anécdotas con las estrellas con LA NUEVA ESPAÑA. Cuesta convencerlo, no es amigo de protagonismos, pero acaba aceptando a la vez que recuerda cómo empezó a retratarse con los famosos que pasan por la casa de comidas con más solera de Avilés, "Casa Tataguyo". Y todo empezó "hace veinte o veinticinco años", cuando siendo un veinteañero empezó a trabajar en el restaurante de Juan Rivero codo con codo con Bernardo Quirantes, "un hombre magnífico al que quería todo el mundo y que pasó aquí toda la vida".

Bernardo y Paco, aficionado al fútbol y madridista, se encontraron un buen día entre los comensales a Ramón Mendoza, entonces presidente del Real Madrid. "Yo soy del Madrid, y le decía a mi compañero: 'Qué putada no tener una cámara, Bernardo'. De aquella no había teléfonos con cámara, como ahora. Así que después de eso, compramos una desechable, y otra, y otra", explica Gámez, que antes de lanzarse con las instantáneas ya había empezado a recabar dedicatorias en un libro.

Así empezó a retratarse con los clientes habituales del restaurante, con los actores que desfilaban por el teatro Palacio Valdés, con los famosos que pasaron por la ciudad atraídos por el Centro Niemeyer. "Todo gracias a la labor de Juan (Rivero) y de Belén ( Jardón), que pusieron 'La Tata' donde está en colaboración con un equipo del que formo parte. Son los primeros en llegar y los últimos en marchar. Yo me considero solo un abre chapas", relata Gámez Canteli, con una timidez que parece esconder en el día a día.

Paco Gámez, casado con Yolanda Rivero y que tiene dos hijos (Francisco y Yolanda), no recuerda quien fue el primer famoso con el que se fotografió. "Primero era con gente de aquí. Juan (Rivero, propietario del establecimiento) vio que me gustaba mucho esto de las fotos y me regaló una cámara. Así empezó todo", prosigue.

Anécdotas tiene para aburrir, aunque sabe guardar a buen recaudo las que pueden resultar comprometedoras. "Esas no se cuentan", sentencia. Por sorprendentes, se queda con las visitas de Brad Pitt y de Woody Allen. "Era por la tarde y estaba solo en el bar, limpiando la cafetera. Llegaron Natalio Grueso (exdirector del Centro Niemeyer), Joan Picanyol (exsubdirector) y dos chicas y me pidieron una sidra. 'Mira Paco, este es Brad Pitt', me dijo Natalio. Me quedé bloqueao, porque no caía. Sólo pensaba: cómo me suena este tío", relata. Conseguir una fotografía con la estrella de Hollywood no resultó tarea sencilla. "La jefa de prensa no me dejaba. Pero él no paraba de hacerme fotos a mí mientras escanciaba. Así que le pregunté directamente, ¿me puedo hacer una foto contigo? Y dijo que sí", dice orgulloso.

Paco Gámez no pudo evitar descolgar el teléfono y llamar a su hija, Yolanda, por aquel entonces estudiante de turismo. La conversación fue escueta. Ella acabó colgando el teléfono. No le creyó:

-Tengo a Brad Pitt en "La Tata".

-Papá, mañana tengo un examen, ¿y me llamas para esto?

Con el cineasta Woody Allen, un hombre "muy pausao" y al que le encanta el chocolate, se comunicó con gestos. Y uno de los rostros conocidos que más le sorprendió fue Miguel de la Cuadra Salcedo, reportero y periodista. "Pidió pote y nos pidió que no le pusiéramos cubiertos. Por lo visto le regalaron por el Amazonas una cuchara y un tenedor de madera, y come siempre con ellos. La verdad es que me llamó mucho la atención", prosigue. También guarda grato recuerdo de la actriz Jessica Lange, que en su paso por "la Tata" no paraba de repetir el nombre de Paco. "Resulta que uno de sus exmaridos se llamaba Paco y fue él quien le inculcó la afición a la fotografía", explica el camarero.

Actores, políticos, deportistas, periodistas, escritores, e incluso miembros de la realeza se han retratado con él. "La Infanta Elena es muy cercana y muy maja. Salí en la foto con los ojos cerrados y ella dijo que haríamos las que hiciesen falta", continúa. En cuanto los políticos, se queda "con los de casa", aunque destaca la simpatía del ya fallecido Santiago Carrillo a la vez que recuerda un diálogo entre ambos:

-¿Santiago, me puedo poner aquí a la derecha?

-Bueno, tu verás, si te empeñas.

El cantautor asturiano Víctor Manuel es ya como de la casa. "Un día me preguntó si le podía decir donde compramos las longanizas, que le encantan. Y ahora lleva mucha longaniza de Avilés para Madrid", explica el camarero, que también guarda dedicatorias de multitud de comensales; entre ellos muestra el de la abuela de la Reina Letizia, Menchu Álvarez del Valle: "Para Paco, con el recuerdo de una sabrosa comida y un mejor trato. Con afecto".

Entre las últimas fotos que ha incorporado al álbum es la que se hizo hace unas semanas con el polifacético Juan José Bautista Martín, Juan y Medio. También se ha perdido alguna. Por "La Tata" se pasó recientemente el futbolista del Real Madrid Asier Illarramendi, pero Paco Gámez se perdió la visita del jugador de su equipo del alma, como se perdió en su día la foto de Ramón Mendoza. El camarero que se codea con la fama se pone serio cuando toca hablar de su profesión: "El éxito de un establecimiento no solo depende de la calidad de sus productos y de su elaboración, sino también del comportamiento y profesionalidad de su personal". Y dice que sus compañeros, de eso saben mucho.

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