Una manada de jabalíes es la ruina de los vecinos de Santiago del Monte. Noche tras noche estos cerdos salvajes se cuelan en sus fincas y huertos para arrasar sus cosechas. En un principio fueron las plantaciones de patatas las más afectadas, pero en estos últimos días los jabalíes han acabado también con el cultivo de maíz y fabas de Ofelia Pulido, una mujer que ya no sabe como proteger su terreno contra la molestas visitas.

"Se ve a los jabalíes cruzar muy a menudo por debajo del puente (cerca de las casas) y todas las noches entran, da igual lo que hagamos. Desde el Seprona no se quieren hacer cargo de los daños y en el Ayuntamiento no quieren saber nada del tema", explica la vecina afectada que ya ha instado a los dos organismos sin que ninguno le ofrezca una solución.

El problema viene de lejos, no es la primera vez que los jabalíes entran en las fincas de los vecinos, pero antes los desperfectos no eran tan notables y el Seprona se hacía cargo de las perdidas. En estos últimos días el problema se ha agravado, ya que los daños causados por los jabalíes son mayores y ya no les paran ni los perros ni los cierres, ni si quiera los electrificados.

Ofelia Pulido instaló unas vallas para cercar su campo de maíz. El cierre duró una noche. "Los jabalíes lo destrozaron y lo dejaron inservible causando importantes pérdidas económicas", recalca Pulido, que vive de una pensión de viudedad y de los alimentos que le da su huerto.

Accidentes de tráfico

El caso de esta vecina no es único ni aislado, la proliferación de estos animales en la zona lleva mucho tiempo causando problemas no solo por los desperfectos que generan en las fincas sino también porque, en ocasiones, han causado accidentes de tráfico en las carreteras del concejo. "Hace nada había un jabalí caminando por el centro de Piedras Blancas", recordó Maite Abad, familiar de Ofelia Pulido.

Los vecinos de Santiago del Monte quieren que algún organismo se ocupe de la problemática y les de una solución que ayude tanto a las personas como a los animales. "Nosotros entendemos que los jabalíes tienen hambre y entran, es algo normal, no son los culpables, pero necesitamos que alguien haga algo con ellos o al menos que se hagan cargo de los daños que provocan", comenta Maite Abad, que confiesa que llegaron a utilizar un producto que les habían recomendado para repeler a los animales, pero que no hizo ningún efecto. Los jabalíes seguirán pues visitando Castrillón.