Sento (Valencia, 1953), Fernando Vicente (Madrid, 1963), Claudio Castellini (Roma, 1966) y Pasqual Ferry (Barcelona, 1961) son pesos pesados del tebeo, cuatro hombres contadores de historias capaces de reinventarse así mismos. Los dos primeros coincidieron en la revista "Madriz" y los dos últimos, uno italiano y otro catalán, se han hecho hueco en el mercado americano. Ayer coincidieron en Avilés donde se celebra la 20.ª edición de las Jornadas del Cómic "Villa de Avilés", Analizaron la historia de las viñetas en España desde el "boom" de ventas de los años ochenta del pasado siglo hasta la actualidad.
"Mis comienzos en `Madriz´ los recuerdo con cariño, para mí esta publicación fue una escuela. Tenía 17 años y, además de ganar dinero, aprendí", explicó Fernando Vicente, que hizo alusión a la crisis del sector editorial de finales del siglo XX. La desaparición de algunas cabeceras llevaron a Fernando Vicente a orientar su carrera hacia la publicidad. Sento también sufrió los vaivenes de la economía, y regresó a la universidad de Bellas Artes de Valencia como profesor de anatomía. "No es que no quisiéramos dibujar sino que nos dejaron sin sitio", confesó. "Vivir de los tebeos es difícil y para el noventa por ciento de los dibujantes que se quieren profesionalizar es muy complicado. El hecho de estar en una editorial convencional está muy bien si se venden miles de ejemplares, pero de otra forma no compensa", recalcó. Ahora Sento se autoedita. Su último trabajo: "Un médico novato", que es, además, la historia de su suegro. "La autoedición supone trabajar mucho, perder fiestas... Pero vendiendo menos ejemplares se gana más", señaló. Y es que aquella época con cuarenta tebeos para elegir en un kiosco se esfumó. "Salvo dos o tres autores nadie puede vivir solo del cómic", precisó Fernando Vicente.
Claudio Castellini y Pasqual Ferry son dos de esos autores que han cruzado fronteras. Ferry dio sus primeros pasos en el fanzine "Zero" y ahora dibuja historietas de superhéroes para Marvel UK. Castellini fue el primer ilustrador italiano en vender sus dibujos al otro lado del charco, también en Estados Unidos. "Siempre tuve en mente la idea de dibujar superhéroes, me gusta la anatomía y mi meta siempre fue trabajar en el mercado americano hasta que lo conseguí", explicó este dibujante nominado recientemente a los "Óscar" del cómic. A Ferry en Estados Unidos le consideraban demasiado europeo, y aquí le pasaba lo contrario. Los dos analizaron cómo cambió su forma de trabajar desde sus comienzos.
"No había móviles ni skype, el trabajo era más artesano. Ahora internet favorece la autoedición y el que tiene talento tiene más facilidades para contactar con los editores", precisó el catalán. Para Castellini "antes la industria del cómic era más humana". "No digo que el pasado fuera mejor si no que era diferente. Ahora todo son prisas y plazos, y esto hace que la calidad se resienta en algunas ocasiones", recalcó. Tanto Castellini como Ferry aseguraron que ya han dibujado todo lo que querían, al menos sus personajes favoritos.
Ayer en Avilés recordaron el atentado contra Charlie Hebdo, semanario satírico francés, que se produjo a principios de año. Ferry recordó el atentado reivindicado por "La Triple A" contra la revista "El Papus" en la que trabajaba allá por 1977. "La de Francia fue una masacre por fanatismo que me recordó a un tiempo en el que íbamos a la editorial y pasábamos miedo si veíamos una bolsa encima de una mesa, por si era una bomba", señaló. En Avilés, los dibujantes defendieron la libertad de expresión. Sento, Fernando Vicente, Ferry y Castellini sueñan con seguir dando vida a las viñetas. Unos continuarán vendiendo en Estados Unidos y otros, como Fernando Vicente, quedarán a la espera de un guión que les convezca. Sento seguirá autoeditándose con la ayuda de su mujer, Elena Uriel, a los mandos de la empresa.
