Las Vegas fue un clamor para dar el último adiós a la corverana Raquel Fernández, fallecida el pasado martes como consecuencia de un accidente de tráfico en Los Campos. Más de doscientos motoristas llegados de diferentes puntos de Asturias quisieron acompañar por última vez a esta enamorada de la carretera que perdió su vida cuando regresaba con su marido de una excursión en moto. Falleció tras una colisión contra un vehículo, un Seat Ibiza amarillo, a apenas dos kilómetros de su casa, en la localidad de El Portazgo, a pocos metros de la curva de La Consolación. Raquel Fernández salió despedida por el frenazo de la moto e impactó contra el coche. Falleció poco después en el hospital San Agustín.

Su marido, Francisco José Lara, "Fran", era conocedor del cariño que le profesan sus amigos y conocidos del municipio pero, a su llegada a la iglesia de Las Vegas, donde se ofición el funeral, apenas daba crédito. La pareja de la víctima se bajó de un coche y rompió a llorar. Comenzó a saludar a todas las personas que le recibían con fuertes aplausos de ánimo. "Esto es tremendo", expresó con lágrimas en los ojos para corresponder a los cientos de amigos que querían dar el último adiós a su pareja, de 43 años. "Gracias, joder", gritó a los cuatro vientos, emocionado, al tiempo que vecinos y amigos le llamaron "grande" en repetidas ocasiones. Algunos le deseaban "fuerza" a voz en grito poco antes de comenzar la ceremonia.

La comitiva de motoristas acompañó el féretro desde el tanatorio de Avilés hasta la iglesia parroquial de Las Vegas. Los moteros recorrieron las calles escoltando a ambos lados el coche fúnebre. A su llegada a Las Vegas, el grupo entró por La Estebanina en dirección a la plaza de las Cuatro Estaciones para dirigirse después a la calle Rubén Darío. Fue allí, donde los motoristas se fueron colocando a ambos lados de la vía para dejar pasar el coche fúnebre en sus últimos metros antes de su llegada al templo. En ese momento comenzó a hacer sonar el rugido de los motores de varios centenares de motos de toda clase y tamaño, desde Vespas hasta otras de gran cilindrada.

"Esto es brutal, sin comentarios", expresó Francisco José Lara poco antes del comienzo del funeral tras abrazarse y saludar a sus amigos, allegados y algún que otro motorista que iba a aparcar su vehículo en las inmediaciones de la piscina municipal de Las Vegas. Momentos antes de comenzar la eucaristía, el marido de la fallecida colocó un casco de moto sobre el ataúd, que permaneció durante toda la ceremonia en una iglesia abarrotada de personas que querían despedirse de la vecina del grupo San Ramón de Los Campos.

"Fue un acto muy emotivo", repetían una y otra vez los asistentes al funeral, que guardaban un grato recuerdo de Raquel Fernández, encargada en el almacén de frutas de Alimerka. "Era una neña muy maja y muy trabajadora", comentó una mujer mayor a la puerta de la iglesia parroquial de Las Vegas mientras, de fondo, se escuchaban los rugidos de las motos. Tras los oficios religiosos, los moteros emprendieron de nuevo la marcha en dirección al tanatorio de Avilés acompañando al coche fúnebre. Una vez allí, se celebró un acto íntimo y familiar previo a la incineración del cadáver.

Los compañeros motoristas de Raquel Fernández quisieron expresar sus condolencias con una exhibición motera que se suele emplear en casos como el ocurrido el pasado martes, a pocos metros de la curva de La Consolación. "Ráfagas al cielo por mi Raquelina", señaló en nombre de "todos los moteros" una amiga de la pareja y también aficionada a la carretera. El colectivo expresó su máxima solidaridad con una corverana enamorada de las dos ruedas que el pasado martes realizó su última ruta por la Asturias que tanto amaba.