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El ejemplo está en Canadá

Alcoa llegó el año pasado a un acuerdo energético con el Gobierno de Quebec que asegura el futuro de tres fundiciones hasta 2030 tras amenazar con su cierre

La multinacional aluminera Alcoa lleva años vinculando el futuro de sus plantas españolas a una regulación estable y a largo plazo de los costes energéticos. El precio de la luz es su principal coste, y también su gran arma. La factura eléctrica es el argumento que ha utilizado en los últimos años para justificar más de la mitad de los cierres y ajustes de producción que ha acometido por todo el mundo. Los sindicatos urgen al Gobierno central un acuerdo energético para la industria y en el comité de empresa avilesino ven un ejemplo al otro lado del Atlántico, en Canadá. Alcoa llegó el año pasado a un acuerdo energético con el Gobierno de Quebec que asegura hasta 2030 la actividad en tres fundiciones sobre las que había amenaza de cierre. El trato incluye una inversión en las plantas en cinco años que ronda los 250 millones de dólares.

La multinacional estadounidense hizo público el pacto en febrero de 2014. "Alcoa y el Gobierno de Quebec han llegado a un acuerdo para mejorar la competitividad de las tres fundiciones de Alcoa en Quebec, asegurando la continuidad de unos 3.000 puestos de trabajo. Hydro-Québec (empresa pública canadiense de la provincia de Quebec y la mayor productora de electricidad en Canadá) renovará los contratos de suministro de energía de Alcoa para las instalaciones Betancour y Deschambault hasta 2030, y para la planta de Baie-Comeu hasta 2036", recoge de forma literal el comunicado que emitió entonces la compañía.

Las dimensiones de estas factorías son mucho mayores que las de Avilés y La Coruña. La planta de Becancour tiene una capacidad de producción de 413.000 toneladas al año, la de Baie Comeau de 280.000 y la de Deschambault de 260.000 (la de San Ciprián es de 228.000 toneladas al año, la de Avilés 93.000 y de 87.000 La Coruña, si bien estas dos últimas llevan varios años al 60% de actividad).

En el acuerdo alcanzado en Quebec Alcoa puso su parte. Se comprometió a invertir 250 millones de dólares en cinco años en las plantas para mejorar su competitividad. ¿A qué destinará esa inversión? Según comunicó entonces la propia compañía, aumentará la producción de aluminio destinado a la fabricación de automóviles, a la vez que a reducir la producción de aluminio básico. "¿Avilés necesita un cambio tecnológico radical? Pues un cambio tecnológico radical es el que está haciendo Alcoa en las fábricas de Canadá tras llegar a un acuerdo energético", expusieron fuentes del comité de empresa de la planta de San Balandrán.

La fábrica avilesina produce aluminio primario en forma de tochos (más del 60% del total de la producción) y lingotes (cerca del 40%) y emplea a unos 400 profesionales (unos 330 a tiempo completo y el resto jubilados parciales). Entre el 30 y el 48% de lo que cuesta producir cada tonelada de aluminio se va a la factura de la luz, según los números que maneja la compañía.

Canadá y España no sólo se encuentran a una gran distancia geográfica, también energética. Aquí el megavatio hora es el doble de caro que en el país americano.

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