Sonrisas y lágrimas despertó ayer en Avilés la Guardia Real. Con la pista de La Exposición convertida en una pista circense de ejercicios militares, y numeroso público abarrotando todo el perímetro, grandes y mayores siguieron atentos las evoluciones de hombres, caballos y perros, entre aplauso y aplauso. Hubo gritos de admiración y de sorpresa, pero también llantos: una representación con pistolas de fogueo asustó a varios niños que estallaron en lágrimas, mientras que otros lloraron porque desde el lugar en que estaban no podían ver nada.

La Guardia Real, en cualquier caso, ganó por goleada en cuanto a capacidad de convocatoria a los grupos de izquierda que se manifestaron en contra del acto. La calle Francisco Orejas Sierra ejerció de frontera ideológica. A un lado, amparados por el monolito de la Constitución de Cádiz, medio centenar de personas, equipadas con banderas republicanas, pitos y pancartas. Del otro, en la pista de La Exposición, el espectáculo, los penachos al viento, las banderas de España, los carros militares y la muchedumbre.

Alejandro Cueli y Agustín Sánchez, portavoces de IU y de Ganemos, situados al frente de la concentración, explicaron sus razones. "Estamos protestando porque Avilés tiene problemas más reales. Es lamentable que haya padres con sus hijos en la exhibición militar, con armas", apuntó Cueli. Y Sánchez añadió: "El acto se relaciona con la monarquía y estamos en contra de las instituciones que no rinden cuentas con el pueblo ciudadano".

Efectivamente, en la exhibición había muchos niños. "¡Qué pedazo camión!", admiraba uno. "¡Mira, mira, mira, mira!", se entusiasmaba otro mientras un coche, con las puertas abiertas y militares dentro, realizó una vuelta por la pista. Y aunque no hubo ninguna contestación oficial al grupo de manifestantes, entre los espectadores hubo quien opinó: "El que no le guste verlo, que marche para casa".

El conductor del espectáculo explicó los orígenes de la Armada Real, la más antigua de Europa, cuya puesta en marcha está ligada al atentado que Fernando el Católico sufrió en Barcelona. El rey decidió entonces rodearse de una guardia personal para prevenir otros ataques. "Eligió a los más fuertes, los más aguerridos, los más valientes". Y consagró así el cuerpo de alabarderos, a los que da nombre el arma que portan, y que siguen siendo una pieza destacada del conjunto de cuerpos de la Armada Real, como ayer demostraron.

La exhibición de adiestramiento de perros fue uno de los platos fuertes del espectáculo. "Todos los perros son machos", advirtió el conductor de la exhibición. Y dos jóvenes espectadoras protestaron entre risas. "¡Eso es machismo!". Obedientes, los animales efectuaron la demostración, y continuó así el espectáculo que siguieron, como espectadores, algunos miembros del gobierno y de la oposición, así como representantes de otras entidades, como la Sociedad Económica de Amigos del País y la asociación "Lepanto" de veteranos de la Armada. Los aplausos fueron muchos y la Guardia Real, pese a los pitos, cosechó el éxito.