El Principado ha reactivado, tras un letargo de cuatro años, el proyecto de construcción del viario proyectado para comunicar a la altura de Llaranes Viejo el parque empresarial de la ría con el ramal de la "Y" que discurre entre Tabaza y Avilés. Aparte de falta de asignación presupuestaria en los últimos años, la obra estaba parada fundamentalmente por dos escollos: el primero, la presencia en la zona de varias torres de la luz que soportan un tendido de alta tensión; y el segundo, la negativa del Ministerio de Fomento a autorizar el "pinchazo" de la autopista con un vial cuyo tramo de incorporación no respeta las distancias mínimas de seguridad estipuladas para las carreteras de carácter estatal.
La Consejería de Infraestructuras parece decidida a desempolvar el proyecto y en ese sentido ha contratado a EdP, por importe de un millón de euros, los trabajos para trasladar las torres de la luz a un nuevo emplazamiento de modo que el terreno afectado por el paso de la nueva calzada quede expedito. El traslado del tendido eléctrico y de las torres que hacen de soporte al mismo entraña una gran complejidad y estos días son visibles en la zona dos grandes grúas que colaboran en los trabajos. El tráfico por las carreteras que pasan por debajo de los cables no se ha visto afectado, de momento, por la realización de los trabajos.
Respecto al segundo problema con que se encontraba el proyecto, la negativa de Fomento a permitir el "pinchazo" de la "Y", la solución parece haber venido por la transferencia de la carretera estatal a la comunidad autónoma, cuyos estándares viarios son más bajos que los de la red de interés general.
La construcción del enlace que proporcionará al polígono de la ría una salida directa a la Autovía del Cantábrico tiene un coste demás de 36 millones de euros, lo que convierte a la futura carretera, de apenas kilómetro y medio de longitud, en una de las más caras del país en consideración a cómo va a salir el precio del metro lineal. El proyecto se licitó en 2007, tenía un plazo de ejecución de 30 meses y, dadas las muchas vicisitudes que atravesó, acumula un retraso de cinco años.
