La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Descanso eterno bajo arte inmortal

Alfonso de Maqua, marqués de San Juan, quiere ser enterrado en su panteón familiar de Avilés, bajo la que ha sido elegida mejor escultura fúnebre de España

Alfonso de Maqua, en su domicilio madrileño. MODEM PRESS

El ángel trompetero que creó en el año 1902 el escultor asturiano Cipriano Folgueras Doiztúa (Oviedo, 1863-Madrid, 1911) para presidir el panteón de los marqueses de San Juan de Nieva en La Carriona es la mejor escultura funeraria de España. Así, al menos, lo determinaron los lectores de la revista "Adiós Cultural" que votaron en masa por una de las joyas artísticas más aplaudidas del concejo de Avilés. "Sabíamos que teníamos una gran escultura, pero siempre está bien que lo reconozcan. Me gustan este tipo de eventos, sobremanera por lo que supone para el pueblo en el que nací. El camposanto forma parte de la Ruta Europea de Cementerios Significativos", recuerda Alfonso de Maqua, el tercer marqués de San Juan de Nieva y el propietario de la pieza artística galardonada, que actualmente está siendo rehabilitada por la restauradora Teresa de las Alas-Pumarino. "Si todo va según lo planeado, a finales de este mes, el trabajo estará concluido", anuncia el marqués.

El panteón del ángel trompetero se diseñó para contener los restos últimos de Francisco Javier de Maqua y Pozo y de su segunda esposa, Emilia Carrizo. "La primera mujer, que era hija de los condes de Agüera, falleció y fue enterrada en su panteón familiar", aclara Alfonso de Maqua, antes de contar la historia de su título nobiliario: lo creó la regente María Cristina en el año 1893 para el empresario asturiano Francisco Javier de Maqua. "Un año después falleció. No sé muy bien dónde fueron enterrados primeramente sus restos. Lo que sí sé es que finalmente fueron trasladados a La Carriona en 1902, que es cuando Folgueras concluyó su trabajo", explica Alfonso de Maqua.

Descansan actualmente bajo el amparo del ángel trompetero Isabel de Maqua, que era una mujer muy conocida en el Avilés de su época, y José María de Maqua y Emma Pacheco, que era mexicana. "Estos dos últimos eran mis tíos. Vivían entre el palacio de Maqua de la calle de La Cámara y el pabellón de descanso del otro lado de la ría", comenta el actual titular del marquesado. "La idea, sí, es que allí reposemos mi mujer y yo", reconoce el noble, que conversa por teléfono con LA NUEVA ESPAÑA.

La restauradora contratada por Alfonso de Maqua tiene ante sí un gran trabajo por delante. "Hace algunos años se cayó un árbol sobre el panteón y rompió la trompeta. La colocaron, pero no está bien", señala De Maqua. "Había mirado la posibilidad de limpiar las manchas del mármol, pero me recomendaron que no lo hiciera. El panteón es de mármol blanco de Carrara. La manchas negras vienen de los primeros años de Ensidesa: son consecuencia de lluvias ácidas. No merece la pena y tampoco es necesario que parezca que es nuevo, cuando tiene más de un siglo", admite el marqués, que se encargó de rehabilitar un título nobiliario que había reconocido los empeños de Francisco Javier de Maqua, que construyó un hospital y realizó obras de caridad señaladas.

El actual marqués, Alfonso de Maqua García-Varela (Avilés, 1946) es ingeniero de Construcciones Civiles, licenciado en Económicas y máster en Economía y Dirección de empresas. Fue vicepresidente del Chase Manhattan Bank y actualmente trabaja como "managing director". "Siempre que puedo regreso a Avilés. Me gustaría ver concluida la restauración el próximo mes", promete.

Compartir el artículo

stats