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Los "abandonados" del mercurio

"El Principado no nos cita para el tratamiento desde hace medio año", claman los trabajadores intoxicados por metales pesados en Azsa, con un empeoramiento acusado

Varios de los trabajadores afectados por la intoxicación por mercurio. MARA VILLAMUZA

"Salud Pública nos ha abandonado", dice uno de los miembros de la Asociación Asturiana de Intoxicados por Metales Pesados y otros Agentes Químicos, la que agrupa a la mayor parte de los afectados por el accidente por mercurio detectado a comienzos de diciembre de 2012 en las instalaciones de la empresa Asturiana de Zinc (Azsa), en San Juan de Nieva. "Hace seis o siete meses que la Consejería de Salud del Principado no nos cita para seguir el tratamiento que se había comprometido aplicar", se suma Víctor Calota, uno de los portavoces de los afectados. "No nos dan de alta oficialmente, pero nos dicen que ya hemos acabado. Y no, no hemos acabado: seguimos teniendo problemas en la vista, se nos caen los dientes, sufrimos temblores en todo el cuerpo e, incluso, tics... No estamos bien, estamos peor", se lamenta Francisco Gallardo, el presidente del colectivo. "Ellos nos dijeron que nos iban a seguir tratando y desde el cambio de gobierno parece que se han olvidado de nosotros", añade Gallardo, quien, junto a media docena de compañeros, se empeña en mantener viva la memoria de uno de los accidentes laborales por envenenamiento por metales pesados más grave de cuantos se han producido en Europa en las últimas dos décadas.

El siniestro de los 47 de San Juan de Nieva se produjo en la segunda quincena de noviembre de 2012 y se detectó a comienzos del mes siguiente. Media docena de trabajadores a los que les había sido encargada la reentubación de más de dos mil tubos de un intercambiador de la empresa Asturiana de Zinc fueron atendidos en urgencias con síntomas claros de intoxicación por mercurio. "Aquello fue lo que nos ha colocado en la posición en que estamos", subraya Calota.

De los 47 afectados -todos los que operaron durante aquella quincena- 11 actualmente tienen reconocida la baja absoluta, esto es, no están para trabajar. "Pero no lo estamos ninguno. Por primera vez en mi vida, me han despedido por baja productividad. No puedo concentrarme: lo que antes me costaba mirar una vez, ahora, veinte. Tenemos problemas de memoria. No estamos bien y lo único fijo que teníamos era la consulta médica en el departamento de Medicina Interna del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA)", apunta otro de los afectados.

"Francisco Gallardo y yo nos hemos reunido en un montón de ocasiones con la directora del Instituto Nacional de la Seguridad Social aquí, en Asturias. Le hemos dicho que haga por garantizar nuestro futuro. Dice que no puede, que hay varias administraciones implicadas", advierte Calota. "Hemos dejado de acudir a la mutua. Las pruebas que nos hacen siempre, dicen, están bien y eso no puede ser. Tenemos entre nosotros el caso de un trabajador al que le acaban de prescribir quelantes, después de casi tres años. Los quelantes son antídotos: cápsulas con mercurio que en el organismo atraen más mercurio con el fin de evacuarlo mejor", explica.

"Uno de los nuestros ha demostrado un cuadro clínico grave y los médicos lo achacan al mercurio. No estamos curados, vamos a peor", reconoce uno de los portavoces de los trabajadores accidentados. "Las pruebas las pagamos de nuestro bolsillo", recalca Calota. "Así ha sido cómo muchos de nosotros descubrimos que también hemos dado positivo para cadmio, pero también para plomo y hasta para arsénico", prosigue. "El otro día, fui a Urgencias. Tenía los leucocitos por las nubes. Me dijo la médica que ella no me tenía que atender, que era cosa de Medicina Interna. Le dije que pasaban de mí... y así estamos: unos que se quieren quitar el muerto de delante y otros que no lo quieren coger", se lamenta uno de los portavoces de los envenenados por mercurio por ir a trabajar. "Han pasado casi tres años, pero seguimos luchando por nuestra salud", concluyen, a la espera de una solución.

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