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La cantera del metal pide un cable

Los profesores y los alumnos del Centro Integrado de FP creen que la - patronal debe ayudar en la especialización de la mano de obra del sector

Arriba, alumnos en el Centro Integrado de FP de Avilés. A la izquierda, un joven en clase de soldadura; debajo, Iván Fernández, en un torno. RICARDO SOLÍS

Pedro Torrecillas y Efrén González son dos de los metalúrgicos del futuro. Ellos forman parte de la nueva hornada de jóvenes que deciden guiar sus pasos hacia la industria y trabajar en el mundo de la soldadura, la calderería, el mantenimiento industrial, la electricidad o la química. Estudian Formación Profesional en el Centro Integrado de Avilés y, además, ya tienen experiencia laboral. Tanto los estudiantes como los profesores lamentan las críticas vertidas por algunos empresarios del sector, que afirman que no encuentran trabajadores cualificados en Asturias y les instan a ser partícipes en esa formación. "El objetivo de la Formación Profesional del sistema educativo es propiciar una amplia formación de base; lo que no se puede pedir al sistema educativo es dotar de trabajadores superespecializados y supercualificados. Las empresas también tienen que poner de su parte y especializar al alumno en función de lo que pide el mercado laboral", asegura Gerardo García-Rovés, director del CIFP de Avilés.

El centro tiene 656 estudiantes en alguna de las ramas del sector tanto en grado medio como en el superior. También imparte Formación Profesional del Servicio Público de Empleo a desempleados para que obtengan el certificado de profesionalidad y, además, son pioneros en la implantación de la FP Dual, un proyecto que pretende recuperar la figura del aprendiz. "Es una idea muy buena pero que necesita mucho dinero", comenta García-Rovés

Al hilo de las demandas de los empresarios, el consejero de Educación y Cultura del Principado, Genaro Alonso, apostó por incrementar la vinculación de los estudios de FP con el ámbito laboral. "Sabemos que el salto de las aulas a la empresa no es fácil", asegura. Por eso, avanzó que entre los objetivos de su departamento figura el aumento del número de horas de prácticas en las empresas, hasta alcanzar el 33 por ciento, así como la prolongación de algunos ciclos de dos a tres años.

No obstante, las buenas palabras y las ganas que le echan tanto profesores como alumnos chocan de frente con los medios disponibles. "Hay falta de dinero para la FP pública. Las instalaciones son escasas porque tenemos poco espacio y no están dotadas como debieran. Nosotros, en un curso y medio, tenemos que enseñarles todo. Las pretensiones de la patronal son claras y se debe a que les interesa a ellos que los chavales lleguen sabiéndolo todo para no tener que invertir", asevera Ignacio Escudero, profesor de soldadura en el CIFP de Avilés.

A unos equipamientos escasos -en Soldadura tienen 10 mesas para soldar para 30 alumnos- y muchas veces obsoletos -algunas máquinas tienen más de 20 años- se suma grupos de estudiantes muy heterogéneos en cuanto a edad, formación y capacidad. "Esto requeriría una educación más personalizada. Pero falta personal y medios materiales. Lo que creemos es que buscan personal barato y que resuelva la papeleta. Pero esto es como cuando sacas el carné de conducir: al principio realmente no sabes conducir, lo haces mejor con la práctica. En un año y medio es imposible formar en soldadura", añade César González, también profesor del centro. Algunos de los docentes temen que detrás de las críticas de los empresarios esté "oculto" su interés por obtener subvenciones para impartir una formación continua, que también ofrecen los sindicatos.

Al Centro Integrado de Formación Profesional de Avilés llega un alumnado heterogéneo. Hay estudiantes de entre 16 y más de 40 años, alguno de ellos llegan al centro por la necesidad de tener el título pese a llevar años trabajando. "En su día hice un curso en la escuela-taller, pero ahora las empresas piden FP", explica Pedro Torrecilla, de 35 años. El joven, ante el debate suscitado por la patronal, asegura entenderlo desde el punto de vista empresarial, pero no desde el del trabajador. "Si te exigen cinco años de experiencia, estos te los tiene que dar una empresa. Podrían destinar a caldereros o soldadores que están a punto de jubilarse a enseñar todo lo que saben a un chaval de 18 años durante un par de años. Si el chico tiene una base, sería más que suficiente, pero no dan esa oportunidad", lamenta.

Tanto Torrecilla como Efrén González, de 28 años, niegan que en Asturias haya una baja cualificación. "El problema que tenemos es que los recursos son muy limitados. Llevamos tiempo quejándonos para que mejoren las condiciones de los talleres del CIFP. Hay limitaciones de espacio, la maquinaria es obsoleta... y eso repercute a la hora de ir a trabajar ya que las empresas utilizan máquinas mucho más modernas. La teoría que nos dan es muy buena, pero hay que tener mejores instalaciones, dotar con más dinero la educación e ir actualizando la tecnología", asegura González.

Ambos estudiantes remarcaron que sería importante también que las empresas se pusieran en contacto con los centros de estudio para "marcar las pautas" de lo que necesita "y así ir todos en la misma dirección". "Tener unas prácticas acordes con los estudios", remarca González.

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