En cinco años, apenas cinco bloques de pisos nuevos en la ciudad. Esta es la consecuencia del pinchazo de la burbuja inmobiliaria en Avilés, cuyo Ayuntamiento redujo en los últimos tiempos de forma muy considerable el número de licencias urbanísticas por este concepto. Entre enero y septiembre de 2015 hubo una única licencia por construcción de edificios, la solicitada por Manuel Campelo para un nuevo bloque en El Quirinal. Posteriormente a esa fecha, el gobierno local ha concedido otro permiso de este tipo, pero no cuenta en el capítulo residencial, ya que se trata de la nueva sede de la Escuela Superior de Arte, en el Parque Empresarial Principado de Asturias. No obstante, aún quedan dos meses en los que podría mejorarse la media.
"La situación mejora, pero va lento", asegura Campelo, prácticamente el único constructor que en los últimos años levantó pisos en la ciudad. "Yo estoy vendiendo, pero la coyuntura que vivimos ya no volverá; se acabó lo de que todo el monte es orégano", añade. Asume cierto "mea culpa" del sector: "Hicimos más de la cuenta". Y atribuye aquellos excesos a los actuales recesos. Por eso, las promociones nuevas van "de una en una" y la rehabilitación gana por goleada a la construcción. De hecho, según los datos municipales, hasta septiembre fueron cinco los edificios que se rehabilitaron. Y también en las viviendas unifamiliares la tónica es similar: frente a cuatro licencias para casas nuevas, hubo ocho para dar una segunda vida a construcciones viejas.
Sin embargo, donde las cifras van claramente en aumento es en los capítulos de intervenciones en fachadas, obras en edificios y mejoras en viviendas. Destacan especialmente las rehabilitaciones de fachadas, con 93 licencias concedidas hasta septiembre; de las que 12 recibieron subvención municipal, a través del programa que lidera Ruasa.
En lo que se refiere a obras en edificios, los capítulos más numerosos son los de mantenimiento y conservación de elementos comunes (72 licencias) y cubiertas (45). Más escasos resultan los ascensores, con sólo 3 casos en lo que va de año. En las viviendas, se firmaron 337 intervenciones de mantenimiento y conservación, cubiertas y otras de escasa entidad.
La lista de licencias hasta septiembre se completa con 11 demoliciones y derribos, dos movimientos de tierras, cuatro edificaciones auxiliares, 15 cierres de finca, dos panteones, una primera ocupación de edificio y ocho primeras ocupaciones de viviendas unifamiliares.
Un repaso a la actividad constructiva de los últimos años deja a 2010 como el último gran año en lo que a nuevos edificios se refiere. Porque, aunque la crisis ya había echado el ancla, la urbanización de La Magdalena, con varios bloques de pisos protegidos, vino a prorrogar los años dulces del cemento en Avilés. Y, aunque en 2009 ya había caído en picado el número de licencias, con apenas cinco, en 2010 el Ayuntamiento concedió 14. Una cifra que ya no se pudo mantener más. En los últimos tiempos, el goteo ha sido la tónica, con esa media de un bloque al año, que sigue intacta.
La gran operación pendiente en Avilés, la que cuenta con una tramitación más avanzada, es la de La Llamosa, que prevé 1.400 viviendas en la falda de La Luz y que forma parte de los convenios aprobados en el marco del Plan General de Ordenación Urbana. La construcción de este residencial, que impulsa Gocasa, está ligada a la puesta en marcha de un vial de Los Canapés al Alto del Vidriero, así como a la urbanización de un parque. Este es el convenio urbanístico que más posibilidades tiene de concretarse a corto plazo, según fuentes municipales.
Otra construcción de inicio inminente es la que proyecta la empresa pública Ruasa en Villalegre, un bloque de 30 pisos que lleva ya años de retraso por problemas en la financiación y que ahora ya se encuentra en plena rampa de salida. La firma del acta de replanteo, prevista para los próximos días, es prácticamente el único requisito pendiente para su comienzo.
