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Tres décadas desde el cine pionero

La organización de los premios "Gava" rinde tributo a Mario Menéndez, que falleció en 2005 y que dirigió en 1986 "El vivo retrato", una película que dejó huella en Avilés

Una pausa en el rodaje. El director Mario Menéndez, a la izquierda, junto a Andreas Prittwitz, Victoria Vera, Fran Vaquero, Paco Hernández y César Sánchez. ARCHIVO DE FRAN VAQUERO

Hacer cine en Asturias a mediados de los años ochenta era llorar. Y, pese a ello, dos pioneros como Mario Menéndez y Fran Vaquero se sumergieron hace treinta años en el poco glamouroso y hostil mar de la cinematografía. Sin embargo, de él consiguieron que emergiera el largometraje que estaba llamado a fundar el cine de Asturias: "El vivo retrato". No pudo ser. La película cosechó denuestos y rechazos sin par en el momento de su estreno, en 1986. Y, después de aquello, todo fue poco (o casi nada). Pese a ello, la organización de los premios "Gava" ha decidido rendir tributo este año a uno de los hombres más activos de la movida avilesina de principios de los ochenta, cuando estalló el Antroxu y la ciudad se convirtió en un pequeño centro de atracción de músicos, actores, escritores e, incluso, cineastas.

Fue tiempo para el aprendizaje y para dejar huella. En este punto "El vivo retrato" cumplió con las expectativas. En otros no: el primer largometraje de Mario Menéndez cosechó un éxito en su primer pase en el cine Marta y María de Avilés, pero este espejismo se rompió en Madrid, cuando empezaron a sonar los desprecios. "Aquellos culturetas...", se lamenta ahora el actor José Antonio Lobato, coprotagonista de la película de Menéndez y que esta semana estrena en TVE el telefilme "Teresa". "El vivo retrato", claramente, nació con aura maldita y con esta naturaleza revive ahora.

El auditorio del Centro Niemeyer, precisamente, programa el próximo lunes día 23 "El vivo retrato". Previamente, Fran Vaquero estrenará un documental-homenaje en el que buena parte de los que participaron en el rodaje del primer largometraje de Mario Menéndez recuerdan la experiencia y al cineasta que falleció de manera repentina hace exactamente diez años y que había trabajado tanto por el reverdecer del cine en Asturias desde su puesto de gerente del Festival de Cine de Gijón, en la época en que Juan José Plans lo dirigía.

¿Y quiénes fueron aquellos dos pioneros? Mario Menéndez y Fran Vaquero se conocieron en los primeros setenta en Avilés. El grupo de teatro independiente "Cátaro" les unió. A ellos y también al hermano gemelo de Mario, Juan, que falleció en un accidente de tráfico. Y, asimismo, a César Sánchez, actor de carácter bregado en la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Aquellos actores incipientes contribuyeron a levantar el drama de Tenneessee Williams "Háblame como la lluvia" junto a "Neocantes", parte de "Madreselva" y "Arcos", el grupo en el que participaba Zaida González, que luego sería secretaria técnica de la Casa de Cultura. "Me dijeron que había un papel para mí y dije que sí", dice ahora. "Una pequeña colaboración". La película comenzó a filmarse en enero de 1986. "Yo era la mujer o la amante de un constructor que acude a la clínica de Godesberg para encargar un clon", apostilla. Y es que esto, lo de los clones, es el atractivo más reivindicado por aquellos que quieren ver en "El vivo retrato" una película adelantada a su tiempo: ciencia ficción tamizada por comedia castiza. Luis Eduardo Aute, desde el futuro, recordando la segunda posguerra mundial; el saxofonista Andreas Prittwitz, con veintipocos años y convertido en actor rubio, guapo, sosias de un doctor Mengele de pacotilla. El catedrático de Literatura Francisco García Pérez colaboró con Vaquero y Menéndez en el guión de "El llanero solitario", un cortometraje anterior. Es uno de los policías (el otro es Francisco Orejas) que en el programa de mano detiene a los dos cineastas avilesinos. Ya han cumplido condena.

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