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PABLO CHIAPELLA | Actor, protagoniza "La puerta de al lado", que se estrenó en Avilés

"Siento tan mío a Amador Rivas que es como si fuera un hijo; un hijo tonto, además"

"Quiero retomar a MacMurphy, mi primer protagonista de teatro, ahora que sé algo más que cuando estaba en la academia"

Pablo Chiapella, durante la representación de "La puerta de al lado" el viernes en el teatro Palacio Valdés de Avilés. RICARDO SOLÍS

El actor Pablo Chiapella (Ayora, Valencia, 1976) es algo más que Amador Rivas, uno de los habitantes de la alocada comunidad de la serie televisiva "La que se avecina". Lo acaba de demostrar sobradamente en el estreno en España de "La puerta de al lado", una comedia de Fabrice Roger-Lacan que echó a andar el viernes pasado en el teatro Palacio Valdés, en Avilés. Atiende a LA NUEVA ESPAÑA en el vestíbulo del odeón local, nervioso, con un botellín en la mano, con ganas de conocer el parecer de quienes lo acaban de disfrutar sobre la escena, trece años después de su último trabajo teatral: "Alguien voló sobre el nido del cuco".

-¿Cómo se hace teatro y televisión sin que uno no se vuelva loco?

-Si le digo la verdad, quitando muchas horas al sueño y quitando mucho tiempo que compartir con mi pequeña Valentina, que tiene nueve meses. No miento cuando digo que curraba 18 horas y dormía el resto. Muchísimo esfuerzo. De repente, me he visto en una vorágine, desbordado, pero con la alegría de saber que mi niña ha venido con un libreto bajo el brazo.

-Hacía mucho que no tocaba el teatro.

-Muchísimo: doce años. Con "Alguien voló sobre el nido del cuco". Luego me monté un monólogo, una "stand up comedy" con el que me ha ido estupendamente. Giré año y pico, pero no tiene nada que ver con el teatro.

-¿Lo echaba de menos?

-Muchísimo. La gran suerte es que la vuelta ha sido con alguien tan profesional como Peris-Mencheta como director, que me ha moldeado: "Que eres actor, que te olvides de la tele y de los monólogos, que esto es de otra manera". Con Peris-Mencheta he tenido mi segundo despertar. "La puerta de al lado" llegó con una propuesta suya. La obra, además, tiene un punto original, no es una comedia al uso, no es el tipo de comedia que estoy acostumbrado a hacer.

-¿Y cómo ha sido trabajar con él, precisamente?

-Es un hombre entregado, que sabe lo que quiere. Da gusto estar con él y con compañeros buenos.

-¿Qué tal se ha visto sobre la escena?

-Bien, a partir de la segunda escena, cuando me di cuenta de que la gente arrancaba. No podemos ser tan exigentes como para pensar que después de la presentación de la función, con esa forma espectacular, con esas luces, con los dos hablando al público, los espectadores acepten la jugada. A partir de la segunda escena, fue cuando me di cuenta de que nosotros -Silvia Marsó y yo- estábamos consiguiendo explicar qué estaba sucediendo en aquel rellano.

-¿Cómo es tener detrás de usted constantemente a Amador Rivas, el de la serie de televisión?

-Pues mire, tiene su parte positiva. Una de ellas es poder acceder a "La puerta de al lado". Entiendo que Peris-Mencheta necesitaba gente que le respondiera sobre la escena, pero que también tuviera un atractivo a nivel comercial, obviamente. Esto se lo agradezco a Amador. Soy parte creadora del personaje y me encanta. Lo siento tan mío que es como un hijo, un hijo tonto, además. Me empezaba a sentir encorsetado y necesitaba saber que la interpretación era más que un sólo personaje. Esta obra ha sido perfecta para ello.

-¿Le cae bien este "Él" de "La puerta de al lado"?

-Hay dos maneras de verle: como un tío guay o como un gilipollas. Me han enseñado a defender hasta la muerte a los personajes que estás creando, porque, si no, quién sale todas las noches ahí con un tipo con el que no te irías de cañas.

-¿Cómo va a ser su vida a partir de ahora?

-He llegado a un acuerdo con la productora para que me lo pongan fácil. Estrenamos el jueves en Madrid y, desde el miércoles al viernes, cuando salga del teatro por la noche, tengo que rodar exteriores de la serie. Me ha coincidido que saldré del Marquina a las diez de la noche y grabaremos hasta las 8 del día siguiente, estudio la continuación, me acuesto cuando pueda, doy un beso a Valentina y otra vez al teatro.

-Con Jaroslav Bielski, muy vinculado a Asturias, montó "Alguien voló sobre el nido del cuco"

-Antes de terminar la academia, me propuso el prota, pero no estaba preparado. Quiero retomar a MacMurphy ahora que sé algo más que cuando estaba en la academia.

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