La difusión de imágenes y grabaciones de contenido sexual es una práctica cada vez más habitual entre los menores y adolescentes. Así lo asegura el sexólogo Iván Rotella, coordinador del Centro de Atención Sexual de Avilés (CASA). "La naturalidad con la que te hablan del tema y cómo se comenta en mis clases -trabajo casi diariamente con adolescentes- te da la medida de todo lo que no nos estamos enterando, pero existe", asevera.

-¿Son conscientes los padres del potencial de los teléfonos que regalan a sus hijos?

-Cuando las familias regalamos un móvil no nos damos cuenta de que no estamos regalando solo un teléfono, sino un mini ordenador, con un estudio de grabación, de edición de vídeo, con una conexión a internet. Generalmente los padres compran el móvil como una forma de tener conexión directa con su hijo o hija. Pero ellos y ellas lo usan en todo su potencial y muchas veces para hacer cosas que nadie les ha explicado que no pueden hacer y que incluso pueden ser ilegales, delictivas.

-¿Estamos ante un problema de falta de formación?

-Por supuesto. Las familias no somos conscientes de la responsabilidad que supone regalar un móvil. No solemos ajustar bien la edad a la que podemos dar ese paso, muchas veces nos excusamos en que es mejor para poder estar comunicados y poder saber donde está, etcétera. Y es cierto, pero igual en la edad de Primaria no es tan importante y en la edad de Secundaria deberíamos dar ese paso mejor informados y mejor formados para poder orientar y educar en un uso responsable a nuestros hijos e hijas. Necesitamos implicarnos y tratar de buscar cómo suplir nuestras carencias para poder ayudar mejor y estar preparados.

-¿Está preparado el profesorado para detectar casos como el que ha trascendido esta semana en Avilés?

-En absoluto. El profesorado tiene menos herramientas todavía, ya que no convive con el alumnado al mismo nivel de sus familias y no tiene acceso a esa parte virtual de sus relaciones y vivencias. También hay una carencia formativa evidente, que se debería cubrir cuanto antes para que el profesorado también pueda colaborar con la familia y el alumnado cuando surja un problema, o para poder incluso detectarlos si es posible. A la población adulta se nos ha venido encima esta implosión de internet, redes sociales y nuevas tecnologías en general y muchos no se dan cuenta de lo importante que es actualizarse. Los adolescentes han nacido en esta era tecnológica, sus profesores somos del siglo pasado. Es muy urgente adaptarse a los tiempos para no quedarnos fuera de juego.

-¿Los adolescentes viven hoy en un cibermundo?

-Más bien muchas de sus experiencias comunicativas se producen en un entorno virtual. El problema está en el uso que se haga de ello.

-¿Y son conscientes de que en ese cibermundo también se cometen delitos?

-En su mayoría, no. Ese entorno virtual muchas veces les da la impresión de ser una especie de Mundo de Oz, es decir, una especie de mundo mágico propio en el que no existe ni el bien ni el mal y todo es posible. Por eso es tan importante la educación, que sepan que un acoso, un abuso, un insulto en ese "cibermundo" es igual de delito que hacerlo en la calle. También tienen una sensación de falsa impunidad, como si al apagar el ordenador o el móvil, ese mundo desapareciese y aquí no ha pasado nada.

-¿Los padres deberían controlar los móviles y las redes sociales de sus hijos?

-Salvo en casos extremos, no. Estamos hablando de su intimidad. No son prolongaciones ni propiedades nuestras, son personas individuales que se están construyendo como adultos. Lo que hay que hacer es interesarse por su mundo virtual. Igual que cuando los adultos éramos pequeños nos preguntaban con quien salíamos, con quien íbamos a la calle o al parque a jugar, pues ahora deberíamos hacer lo mismo. Saber a quien tiene en el Whatsapp o en sus redes sociales (Instagram, Facebook, etcétera). Preguntar sin ánimo inquisitivo y dejar que nos informen, que nos cuenten. Se trata de educar en la responsabilidad, en proteger su intimidad y su privacidad, en saber lo que puedes compartir en las redes sociales y lo que no. Y a partir de ahí, confiar en que lo habremos hecho bien. La educación de los hijos consiste en eso, con estas situaciones y con todas las demás.

-El envío de imágenes íntimas entre menores es también intercambio de pornografía infantil.

-Claro. Esto lo explicaría mejor un jurista, pero en un principio, una persona menor de edad que se hace fotos en poses explícitamente eróticas y sin ropa puede llegar a considerarse que está generando pornografía infantil, ya que es menor de edad. Que tenga ese material en su móvil puede ser tenencia y que se lo envíe a otras personas puede ser tráfico. Además de los problemas que pueden surgir con la intimidad y la propia imagen si eso sale a la luz. Y nadie les explica que eso es un delito, como tampoco que en la red todo queda registrado y se detecta quién ha hacho qué cosa de forma relativamente sencilla. Cuando colgamos algo en internet inmediatamente escapa a nuestro control.

-¿Cómo avanzar para evitar casos de difusión de imágenes íntimas, en este caso de menores?

-Faltan quizá, más demandas de formación sobre esto por parte de las AMPAS (Asociaciones de madres y padres de alumnos), que sabemos que están preocupadas y con las que habría que trabajar de forma específica, así como también formar al profesorado. Hay que sumar esfuerzos, recursos y voluntad de implicación y sabemos que Avilés destaca en todo esto, pero vemos que hay todavía mucho trabajo que hacer. Seguiremos en ello.