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Los veteranos del San Agustín

Los primeros pacientes en someterse a pruebas radiológicas en el Hospital Universitario San Agustín (HUSA) fueron los integrantes del equipo que allá por 1975 lideraba José Carlos Soler. "Era una época en la que estábamos probando las máquinas y no teníamos enfermos así que aprovechábamos cualquier dolor que sentían los compañeros para hacer pruebas", explicaba el día de su jubilación este hombre, que dejó el Hospital en 2010 con 67 años. Soler fue uno de los primeros en poner el pie en el complejo sanitario avilesino, que el próximo mes de mayo cumplirá cuarenta años desde su inauguración oficial en plena época de desarrollo industrial en la comarca. Como él, los primeros médicos que llegaron al complejo sanitario eran unos chavales casi recién salidos de la Universidad. Su legado se mantiene intacto aún hoy: destaca la alta calidad profesional y técnica de la medicina que se practica. En el San Agustín, además, se mantiene el "paisanaje". Especialistas, enfermeras, celadores, limpiadoras... Todos se conocen por el nombre.

Soler fundó en el San Agustín la escuela de Técnicos Especialistas en Radiodiagnóstico (TER), un título a día de hoy reconocido por cualquiera que desee realizar "fotos" del interior del cuerpo humano. Este fue uno de los logros del Hospital San Agustín alcanzado en las últimas cuatro décadas. Pero el complejo sanitario avilesino tiene muchos más. Javier Portilla dedicó cuarenta años de su vida a sus pacientes y 34 de ellos ejerció como jefe del servicio de anestesiología. Tenía 29 años cuando llegó a Avilés. "Era el jefe de equipo más joven de España", manifiesta ahora este médico que se despidió de la profesión en abril de 2011. Su nombre está asociado a algunos de los hitos más importantes del centro, ya que fue el primer anestesista de Asturias que empezó a hacer partos con epidural, pese a las dificultades. Entonces, en el San Agustín, nacían más de 2.000 niños al año. Implantó también la primera consulta de anestesia de Asturias y fue pionero en la cirugía sin sangre.

"Los comienzos fueron bonitos. Éramos una treintena de profesionales, todos muy jóvenes y con mucho empuje. Yo venía del Puerta de Hierro de Madrid y una cosa que me llamó la atención fue que todos los médicos tenían una gran formación al igual que las enfermeras, algo que continúa hoy en día", manifiesta. Portilla empezó a trabajar en el San Agustín con un solo anestesista y se jubiló dejando a una plantilla formada por 17 personas: "Seis menos de la cifra idónea, no obstante", apunta. De su paso por el San Agustín, retiene un sabor dulce. "Hubo sonrisas y lágrimas, pero el hospital mantuvo una trayectoria ascendente y, a día de hoy, no dudo de que es el mejor centro de Asturias. El HUCA es más grande, tiene más tecnología y más especialidades, pero la Medicina que se hace en Avilés es difícil de igualar, gracias a facultativos que quieren estar siempre a la última", recalca.

Corría el año 1974 cuando comenzó a levantarse en el Camino de Heros, entonces el extrarradio, la estructura de lo que sería uno de los equipamientos más importantes para la ciudad: la residencia sanitaria, ahora Hospital San Agustín. A finales de 1975, abría sus puertas con la incorporación de los primeros médicos. Y, con ellos, se iniciaba la transformación de la atención sanitaria comarcal.

De aquellos primeros meses, marcados por la precariedad y la falta de medios, el recuerdo hoy más vivo para los avilesinos fue la visita de don Juan Carlos de Borbón y doña Sofía, en uno de sus primeros viajes oficiales tras su proclamación como Reyes. Aquella jornada incluyó la inauguración oficial del centro sanitario. Avilés había experimentado en los años precedentes un gran crecimiento demográfico, provocado por la implantación de la antigua Ensidesa en la comarca y de otras factorías que "arrastraron" hasta la ciudad a inmigrantes de toda España, aunque especialmente de Galicia, Extremadura y Andalucía. Por aquel entonces, y hasta la puesta en marcha del San Agustín, la ciudad contaba con tres centros sanitarios para hospitalizaciones: la Clínica de Cruz Roja, que había sido fruto de donaciones particulares; el Hospital de Caridad; y el hospitalillo de Ensidesa.

Marietel Suárez es otra de esas profesionales que llegó al Hospital recién nacido. Aterrizó en el complejo sanitario el mismo año que se inauguró oficialmente, en 1976. En 1996, la nombraron jefa de Pediatría tras la jubilación de José Domínguez. "Cuando entré en el San Agustín todos los que trabajábamos éramos muy jóvenes. Había gente de Avilés que decía: 'no vayáis a la residencia, que los médicos son unos críos'. Eran tiempos preciosos, todos nos ayudábamos y pusimos en marcha este hospital con el firme propósito de hacer las cosas bien", aseguraba esta mujer el día que se despidió de sus colegas, un mes de noviembre de 2009. Laureano López Rivas colgó también su bata blanca en 2013 después de 35 años pasando consulta en Avilés. Gracias a su trabajo y al respaldo de su equipo, el complejo es hoy en día pionero en la aplicación de distintas técnicas terapéuticas.

El cirujano Siro Pérez también dejó su sello escrito en el complejo sanitario avilesino, donde pasó consulta durante 38 años. Fue pionero, tanto que el área de Cirugía la estrenaron él y el doctor Eulogio Palacio en 1975; luego llegaron Manuel Devesa y así hasta 38 cirujanos. Siro Pérez, especialista en cirugía de cáncer de mama, realizó la primera intervención de estas características en octubre de 1976. "La primera mujer que operó se llamaba Carmen y la última, casualidades del destino, Carmen también", comenta.

Daniel Hernández Vaquero, aún en activo, es otro de esos médicos que cruzó el Pajares sin billete de vuelta. Llegó a Avilés cuando el Hospital estaba en pañales. Él vio nacer la "Residencia Sanitaria San Agustín" y ahora ha sido una de las piezas fundamentales para que el centro sea considerado universitario. Estaba recién casado cuando le asignaron el servicio de Traumatología que dirige desde entonces y que compagina desde 1996 con la plaza de profesor titular en la Universidad de Oviedo. "Cuando llegué a Avilés, el hospital estaba abriéndose y, en nuestro servicio, estuvimos tres o cuatro meses sin actividad; antes de empezar debíamos montar los quirófanos y ordenar el instrumental", explicaba en una entrevista concedida a este diario en 2012. Vaquero inició la aventura en el San Agustín junto a tres compañeros más, dos de ellos ya jubilados. A día de hoy, tiene a su cargo a catorce traumatólogos más médicos residentes y estudiantes.

José Ignacio Jorge Barreiro, jefe de Cirugía, es otro de los facultativos que lleva ya "más de tres décadas" mejorando la salud de los usuarios del área sanitaria avilesina. El doctor Gerardo Casares hizo lo propio durante 38 años como jefe de Cardiología. Primero, cumplió con su periodo de formación MIR en el Hospital General de Asturias. Luego, cruzó la puerta del San Agustín cuando el proyecto era todavía un embrión. "Éramos pocos médicos, pocas enfermeras... poco de todo. Y nos tocó hacer de un gran edificio un hospital. Dependíamos del director provincial del Insalud y la mayoría de las decisiones se tomaban de forma asamblearia", decía en su despedida, en mayo de 2013. Y agregaba: "Entre todos tuvimos que demostrar que este era un hospital útil y que aquí se hacía buena medicina". De aquella forma de trabajar, según Casares, se impregnó el San Agustín y ese espíritu aún pervive. El centro sanitario avilesino no tiene nada que envidiar, a su juicio, al de un gran complejo hospitalario.

La plantilla inicial estaba integrada por 63 médicos, 150 enfermeras, 135 auxiliares y 50 celadores. Actualmente, excede del millar de trabajadores. Los primeros profesionales comenzaron a llegar en 1975, después de que el Instituto Nacional de Previsión convocara las plazas. Los servicios que iniciaron su actividad en el momento de la apertura del centro fueron Pediatría, Ginecología y Medicina Interna. A finales de 1976, se incorporaron Traumatología, Cirugía General, los servicios de Laboratorio, Farmacia y Radiodiagnóstico.

La mayoría del personal que se incorporó al San Agustín procedía de fuera de la ciudad y de la región, al igual que muchos de los habitantes de la villa. Poco a poco, el centro fue adquiriendo prestigio entre sus pacientes y los medios, tanto humanos como técnicos, fueron en aumento. Los 40 años que han transcurrido desde entonces no han sido baldíos, con distintas obras de ampliación de por medio. El Hospital Universitario San Agustín tiene ahora una capacidad máxima de 436 camas de hospitalización convencional, 11 quirófanos y unos 82 locales de consultas y exploraciones.

El área sanitaria avilesina engloba la población de los municipios de Avilés, Corvera de Asturias, Castrillón, Cudillero, Gozón, Illas, Muros del Nalón, Pravia y Soto del Barco, con una población ligeramente superior a los 150.000 habitantes. Desde el año 2012, la gestión de los recursos sanitarios está integrada bajo una misma estructura, la Gerencia del Área Sanitaria.

"El área sanitaria es una organización viva construida diariamente entre ciudadanos y profesionales capaz de responder a las necesidades de la población y forma parte de la propia sociedad de la comarca, participando en numerosas actividades, generando empleo, riqueza, conocimiento e innovación y, por tanto, protagonizando un espacio de desarrollo y bienestar en la comarca", concluye la dirección del centro que lidera Begoña Martínez Argüelles cuando se cumple el 40º. aniversario de aquella residencia, recién transformada en Hospital Universitario San Agustín.

Un puñado de médicos en activo o recién jubilados son el alma del San Agustín porque han prestado sus servicios desde la inauguración del centro. Todos coinciden en señalar la ilusión con la que empezaron a trabajar los primeros equipos, formados mayoritariamente por facultativos muy jóvenes, recién licenciados y procedentes en buena medida de otros concejos de Asturias o de fuera de la región.

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