Entre los participantes en la tamborada había personas de todas las edades, desde niños de corta edad hasta casi octogenarios, como Carlos Corredoira, que con 78 años y 66 tocando el tambor, anunció su "jubilación". "Hoy (por el viernes) es mi último día", afirmó el cofrade de Jesús de Galiana. Por sus manos han pasado muchos de los que conforman ahora la banda y valoró el trabajo que hacen en días como los de la Pasión. "Tienen las manos deshechas, llenas de esparadrapos", dijo.

Los tambores son, de hecho, uno de los símbolos más reconocibles de las procesiones de Semana Santa en Avilés, pues las bandas acompañan a casi todos los pasos y los tamborileros introducen paulatinamente variaciones de ritmo que entusiasman a los espectadores.

El broche de oro a la intensa semana de procesiones y actos litúrgicos fue la celebración anoche de la Resurrección del Señor, una cita que movilizó a los miembros de tres cofradías: la de Jesús de la Esperanza, la de San Pedro y la de la Soledad. La primera pudo resarcirse de la suspensión el Domingo de Ramos de la tradicional procesión de la Borriquilla y los cofrades de La Soledad se sacaron la espina de haber tenido que procesionar el Viernes Santo empapados por el orbayu.