El centro de Avilés se pobló ayer de centenares de niños vestidos de asturianos, unos como integrantes del desfile de carrozas, xarrés y carros engalanados que recorrió parte del casco histórico, otros como espectadores de un espectáculo que destila asturianía. El sol y las altas temperaturas ayudaron a que luciera un cortejo alegre y desenfadado, como la primavera que celebra, y en torno al cual se dieron cita miles de seguidores que propiciaron una jubilosa jornada festiva.

El desfile de Pascua se convirtió en una pasarela de vivos colores, con flores, animales, seres mitológicos, productos de la tierra, hadas y personajes de cuentos infantiles como protagonistas. Entre la Banda de Gaitas Villa de Avilés, encargada de abrir a las 12.30 horas la larga comitiva, y la carroza de la Xana, Xanina y sus damas de honor, que cerró el cortejo, cerca de un centenar de carrozas, xarrés, carros engalanados, grupos folklóricos, gigantes y cabezudos, bandas de gaitas y tambores y fanfarrias discurrieron por las calles entre los caramelos que lanzaban al público los niños desde sus diferentes tronos.

Un coche de caballos Phaeton, en recuerdo del utilizado por el doctor Claudio Fernández-Luanco y Riego junto a las reinas de las fiestas del Bollo hace 123 años, se sumó ayer al desfile, al igual que xarrés, calesas y carros del país propiedad de coleccionistas de la comarca que los conservan como piezas de museo. Tras estos carruajes tirados por caballo o bueyes y que forman parte de la historia más cercana, la animación llegó al desfile de la mano de cinco animales exóticos gigantes, uno de ellos dotado con cuatro cabezas. Conducidos desde el interior de los mismos, se movían de un lado a otro de la calzada sorprendiendo al público.

El paso de las fanfarrias, que al igual que los grupos folklóricos y las bandas de gaitas desfilaron intercalados entre las carrozas, animaron igualmente el ambiente y elevaron el espíritu festivo del domingo. Entre ellas, "Menudos notas" -fundada el pasado mes de septiembre y la única de Avilés-, El Felechu -con 35 años de actuación continua en las fiestas del Bollo-, "Pepe el Chelo y sus Marchosos" -de Candás-, o "L'Estruendo de Salas".

Como no podía de ser otra forma en cualquier fiesta que enaltece la asturianía, las bandas de gaitas y los grupos folklóricos ocuparon un espacio destacado en la jornada dominical. Varias agrupaciones de la comarca -Grupu Gaites Urriellu, Sabugo ¡Tente Firme!, Tuluergo, L'Espolín, L'Alborcer de Castrillón, Grupo Coros y Danzas de Luanco, Ximielga La Saya, Esbardu, Xaréu d'Ochobre o Banda de Gaitas de Corvera- desfilaron y ante la tribuna de autoridades de la plaza de España ofrecieron una breve actuación.

Otra formación musical que atrapó la atención de la ciudadanía fue la remozada Banda de Música de Avilés, que este año participó en el desfile desde una carroza que recrea el quiosco de la música del parque del Muelle e incluye pentagramas y una lira como símbolo musical.

El resto de las carrozas -un total de catorce- pusieron de relieve el talento artístico que prolifera en la comarca. Construidas en su mayoría por asociaciones de vecinos, exhibieron entrañables escenas, bien infantiles con populares personajes conocidos por los niños -como los Minions, los protagonistas de la película de animación "Ratatouille" o el hada Frozen-, bien con elementos cercanos y queridos, el caso de la iglesia de La Magdalena, la gastronomía de Avilés, el pueblo de Zeluán y las aves que pasan por este núcleo, la manzana o las frutas que comen los escolares en los colegios.