El único carril bici con que cuenta Avilés, el que comienza en el paso de Larrañaga y discurrre junto a la ría, presenta un avanzado estado de deterioro que trae de cabeza a sus usuarios. Los baches (uno de ellos en la foto de la izquierda) y la maleza que invade el carril en algunas zonas (como se aprecia en la foto de la derecha) obliga a los ciclistas a circular por el espacio reservado a los peatones. Las bicicletas también sufren lo suyo en las pasarelas por las que discurre el carril, que no están diseñadas para la circulación de las bicis, según sostienen los usuarios. "Este es el único carril bici que tenemos y para acceder a él hay que incumplir todas las normas de tráfico que existen", sostiene Jesús González, de PedaleAvilés. Normativa en mano, sólo se puede acceder a él con la bici en mano, toda una paradoja.