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JOSÉ CARLOS PLAZA | Director de escena de la farsa "El padre", que se estrena esta noche

"Lo peor que pueden hacer los autores es dirigir sus propias funciones"

"Se vive del teatro si quieres vivir normal; si quieres tener yates, coches, casa en propiedad... para eso tienes que abrir una sociedad en Panamá"

José Carlos Plaza, ayer, poco antes de iniciar la entrevista. RICARDO SOLÍS

El director de escena José Carlos Plaza (Madrid, 1943) regresa a Avilés y lo hace con un estreno bajo el brazo: "El padre", de Florian Zeller, esta noche, en el Palacio Valdés, a partir de las 20.15 horas. Plaza es uno de los más importantes directores del país y es, además, uno de los más prolíficos. Recientemente, se vieron en Avilés espectáculos suyos tan heterogéneos como "Hécuba", de Eurípedes, o "Olivia o Eugenio", con Concha Velasco. Conversa con LA NUEVA ESPAÑA en uno de los vestíbulos del odeón local.

-¿Cómo elige las funciones?

-Hay dos maneras. Yo voy buscando, leyendo o viendo en el mundo. Mis apetencias dependen del momento y de las circunstancias que estoy viviendo. Otras veces me ofrecen funciones. Esta, "El padre", me llegó de la mano de Héctor Alterio. La leí, descubrí que era maravillosa y acepté.

-¿Cuáles son las obras que rechaza?

-Las muy literarias, las muy discursivas, las que no tienen dramaturgia, las que teatralmente no son buenas. Tampoco me gustan las que hablan de una sociedad que no es la mía.

-¿Qué tenía "El padre"?

-Que me la ofreció Héctor Alterio. Todo lo que me pueda ofrecer Héctor Alterio voy a decir siempre que sí. Junto a esto he de decir que esta obra es, primero, una extraordinaria visión de la sociedad contemporánea a través de un hombre. Este punto de vista tan contemporáneo es lo que más interesaba: el cambio de todo tu alrededor. Eso me parecía apasionante. La obra, además, es perfecta desde el punto de vista dramatúrgico. Para los espectadores esta palabra tiene un referente abstracto, pero para nosotros, los directores, es muy concreta: hablamos de los cimientos de una obra, de su arquitectura. Si no está presente la dramaturgia, tenemos un problema. Lo que sucede es que Zeller parece que tiene metido el teatro en la sangre. Parece que heredó a Chéjov, a Shakespeare.

-¿Un director contribuye también a escribir una obra?

-El autor pasa los sentimientos a palabras; nosotros, los directores, de la palabra, al lenguaje escénico. El director es un autor que escribe con silencios, con posiciones de actores, con la iluminación.

-¿Le gustan los autores que intervienen en su trabajo?

-Aprendí de Shakespeare que lo mejor es que no haya acotaciones. Cuando veo una acotación, la tacho, no la leo. Lo peor que pueden hacer los autores es dirigir sus propias funciones. El autor saca de su alma y de su sociedad unas palabras, pero la dirección es otra profesión. Muy difícil, muy complicada. Lo que hay que respetar del autor son sus palabras, lo que escucha el espectador.

-¿El teatro es negocio?

-Yo he vivido del teatro independiente, del comercial. Mi familia no me ha ayudado nunca, al revés, los he ayudado yo. ¿Hacerte de oro? No. El dinero no está en el teatro, está en las "offshores" de Panamá. Se vive del teatro si quieres vivir normal; si quieres tener yates, coches, casa en propiedad, para eso tienes que abrir una sociedad en Panamá. El teatro es supervivencia, no te da para los lujos.

-¿Qué es mejor, el día del estreno o los ensayos?

-Ninguna de las dos cosas. El estreno es una especie de catársis que no siempre funciona bien. El día de un estreno en Madrid es falso: el 90 por ciento son regaladas. Eso no sucede aquí, en Avilés, donde se paga cada espectador su entrada. Los ensayos son una cosa arcana, secreta, donde no debe entrar nadie.

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