La cafetería del Centro Niemeyer y el restaurante ubicado en la torre del espacio cultural de la ría cerraron ayer sus puertas y así continuarán mientras permanezca abierto el plazo de presentación de propuestas para una nueva explotación y la fundación que dirige el centro internacional decide a quién adjudica los servicios de hostelería y restauración.

Enrique Martínez Ondina y su hija Laura, al frente durante los dos últimos años de ambos locales, entregaron ayer las llaves ante notario tras haber recogido todo el equipamiento de su propiedad -menaje, electrodomésticos, mobiliario...- y haber realizado un inventario. "Nos vamos abatidos y muy dolidos", señalaba Laura Martínez en relación a los problemas vividos con la fundación que les llevó a un proceso judicial que aún perdura.

En tanto se mantiene abierto el proceso de licitación -la presentación de proposiciones concluye el día 16 de mayo-, el Niemeyer carecerá del servicio de cafetería . En este tiempo, según comunicó un portavoz del centro cultural, en el local se llevarán a cabo "tareas de limpieza y mantenimiento para su posterior puesta a punto". La torre, por su parte, seguirá clausurada ya que, de momento, no está previsto que vuelva a albergar un restaurante.

En cuanto a los siete empleados que hasta ayer trabajaban en estas dos ubicaciones, tienen ante sí un destino inmediato incierto. Por un lado, la fundación no se pronuncia sobre su situación ni futuro porque, según indica el portavoz del Niemeyer, "no son empleados de la fundación". Laura Martínez, por su parte, dice que la empresa que tome las riendas de la hostelería deberá asumir el personal, tal como su familia hizo hace dos años cuando llegó al Niemeyer. Ante tal incertidumbre, los empleados valoraban ayer acudir hoy al trabajo en el horario habitual.

"Los ánimos están caldeados", reconoce Laura Martínez, que junto a su equipo sirvió ayer las últimas comidas en la torre, espacio que el pasado fin de semana estuvo muy concurrido, añadió. De los siete trabajadores que han acompañado a esta familia hostelera avilesina, recuerda la exconcesionaria, dos ya formaron parte de la plantilla de Koldo Miranda, anterior adjudicatario de los servicios de restauración del centro cultural.

En los últimos días, varios empresarios del sector de la hostelería de Avilés y su entorno han visitado la cafetería del Niemeyer, confiesa Martínez. "Les he enseñado las instalaciones. A diferencia de la torre, que necesita reformas, la cafetería no requiere obras. De hecho, está en mejores condiciones que cuando llegamos. No entendemos que desde la fundación se diga que van a ponerla a punto, pero más difícil es entender que se permita cerrar cuando están programados numerosos espectáculos", concluye la mujer, pesarosa el día de la despedida. "Empezamos el proyecto con mucha ilusión y ha sido la peor de las pesadillas".