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RAFAEL VENTA OBAYA | Jefe del departamento de Bioquímica

"Son necesarios chequeos para realizar cualquier deporte y evitar problemas"

"El número de muestras de laboratorio se ha multiplicado por diez en treinta años por el envejecimiento de la población"

Rafael Venta Obaya, en el laboratorio de Bioquímica del Hospital San Agustín. RICARDO SOLÍS

Rafael Venta Obaya estudió en Santiago de Compostela y es doctor en Farmacia. Tiene además la especialidad de Análisis y Bioquímica Clínica. Llegó al Hospital San Agustín en marzo de 1986 como adjunto y en el año 2005 ocupó el cargo de jefe de laboratorio. Es también profesor de Bioquímica en la Facultad de Medicina desde hace aproximadamente dos décadas.

-¿Por qué eligió la especialidad de Bioquímica?

-Es cierto que es una especialidad rara en medicina. Nosotros formamos a residentes, llevamos unos veinte, uno por año, y esta especialidad la pueden hacer graduados en medicina, biológicas, química o farmacia, pero es verdad que los de medicina son los que menos la eligen. En mi caso en concreto, la bioquímica era lo que más me gustaba de la carrera aunque en su momento también me dediqué a la investigación. Del Hospital San Agustín han salido diferentes trabajos y varias tesis, porque no queremos desligarnos de la docencia y la investigación.

-Hace tres décadas el laboratorio era...

-Era distinto completamente. Para empezar, el laboratorio estaba en la segunda plata y era la tercera parte de lo que es hoy en día. Ahora todo está automatizado y hace tres décadas el trabajo era manual, de persona a persona con pipetas. Con los años hemos ganado en informatización, que ha hecho que el papel hoy en día casi no exista y que el noventa por ciento de las peticiones de pruebas y las devoluciones de resultados se realice de forma electrónica tanto en el hospital como con los centros de salud. La automatización nos ha quitado la pura y estricta rutina, probablemente lo que menos nos gusta del trabajo.

-¿Cómo es el día a día en el laboratorio?

-Hace unos años hacíamos muchas menos pruebas tanto en cantidad como variedad. Actualmente, un día normal pueden venir unos setecientos tubos de sangre a primera hora de la mañana. Estos tubos llegan en furgonetas desde los distintos centros de salud del área sanitaria. A lo largo del día recibimos otras 150 muestras, con lo cual estamos cerca de las mil pruebas de sangre al día. A esto hay que sumar análisis de orina y otras pruebas más. También está el trabajo de hematología y micro. La logística es muy complica.

-¿El laboratorio está abierto las 24 al día los 365 días del año?

-Así es. No todos trabajamos las veinticuatro horas, pero en cualquier momento hay que hacer un análisis urgente y para este trabajo están los técnicos de laboratorio que trabajan a turnos. Nosotros hacemos guardias. Solemos estar en el hospital hasta las ocho de la tarde y luego nos marchamos a casa con el "busca" por si piden alguna prueba que no está automatizada. En número redondos somos unos treinta trabajadores entre facultativos, residentes, personal de enfermería y los técnicos.

-¿Han evolucionado las enfermedades o siguen haciendo análisis de lo mismo que hace décadas?

-La enfermedad la ve el médico, que nos indica una serie de pruebas. Lo que ha variado mucho son los marcadores bioquímicos, con muchas más aplicaciones diagnósticas y más específicas. Antes todo era más genérico. Los análisis de colesterol o acido úrico sigue siendo la mayoría pero ahora tenemos marcadores que nos ofrecen mucha información de infartos de miocardio, enfermedades oncológicas... Esto hace unas décadas no existía.

-¿De su trabajo depende en gran medida el diagnóstico médico?

-Exacto. No todas las pruebas que hacemos son diagnósticas, pero sí confirman esos diagnósticos.

-¿Han tenido casos de ébola en el laboratorio?

-No, eso en el caso de Asturias se centralizó en Oviedo, en el HUCA. Somos una especialidad poco mediática. Aquí fuimos por ejemplo el vehículo de las pruebas que se hacían a los intoxicados por mercurio de AZSA (Asturiana de Zinc).

-El área sanitaria avilesina es la más envejecida de Asturias. ¿Lo nota?

-Repercute muchísimo. El gran disparo del número de análisis, de los más frecuentes como el colesterol, el úrico o la glucosa se hacen porque con la edad hay más casos hipercolesterolemia, hipertensión, diabetes... Así, pues, el número de muestras de laboratorio se ha multiplicado por diez en estos treinta años por el envejecimiento y la cronicidad de la población.

-¿También pasan por sus manos los análisis que se hacen a pacientes pediátricos?

-Así es. Las únicas que enviamos a Oviedo o a Barcelona son algunas muy concretas y escasas para las que no compensa invertir en maquinaria. A los menores hacemos sobre todo pruebas de alergias y problemas endocrinos.

-¿El consumo de fármacos es un problema que detectan en el laboratorio?

-Se nota mucho, muchísimo. Muchas alteraciones de los resultados analíticos es debido al consumo de ciertos medicamentos. Cada médico hecha más de una o dos diarias haciendo validación clínica; es decir, analizando los resultados de laboratorio con las historias clínicas, y en estos casos vemos alteraciones debidas a tratamientos a veces esperables y otras completamente desconocidas por los efectos secundarios.

-¿Qué proyectos de investigación tienen ahora entre manos?

-Hemos tenido temporadas mejores porque cada vez más nos come la rutina, y con el paso de los años cada vez da más pereza llamar en distintas puertas para pedir financiación. Aún así estamos trabajando en dos cosas: en marcadores bioquímicos de riesgo cardiovascular para conocer cómo afecta la práctica de ejercicio físico, en colaboración con la Fundación Deportiva Municipal y el médico Nicolás Terrados. El otro estudio es difícil de explicar para alguien ajeno al laboratorio, que es variabilidad biológica de las pruebas de laboratorio. Con este trabajo tratamos de saber cuándo hay que actuar ante una diabetes, por ejemplo, porque los cambios son significativos, es una interpretación objetiva de los resultados. Este tipo de investigación esta ahora muy promocionada por la OMS (Organización Mundial de la Salud).

-Hablaba del riesgo del deporte físico. En la comarca recientemente falleció un futbolista del Club de Llaranes. ¿Cree necesario realizar más controles a los deportistas de equipos base?

-Seguro, son necesarios más análisis. Los deportistas profesionales o semiprofesionales pasan estos chequeos, el fallo es que no se hacen a gente que practica deporte aficionado muy por encima de sus posibilidades, y ahí que es donde surgen los problemas. Hay que fomentar que la gente se haga chequeos antes de realizar cualquier deporte, porque el deporte por encima de cierto nivel no es sinónimo de salud ya que requiere de ciertas condiciones que no tiene todo el mundo. Por esta razón habría que hacerse más pruebas, entre ellas los marcadores de riesgo cardiovascular.

-El San Agustín es universitario. ¿Cuál es su opinión?

-Yo lo esperaba. Llevo casi veinte años de profesor asociado en el departamento de bioquímica y biología molecular de López Otín y Sánchez Lazo y era una aspiración conseguir que fuera universitario. Básicamente es un nombre, pero da mucho juego a la hora de conseguir plazas de asociado y alguna más de titular. También ayudará a que salgan proyectos de investigación con fondos públicos y, más aún, trabajos respaldados por empresas privadas que suelen elegir a los hospitales universitarios porque este título es sinónimo de calidad.

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