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La magia de los coches clásicos embruja en La Luz

Cientos de aficionados a los vehículos antiguos se citaron en el barrio avilesino para rendir homenaje a estos históricos

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Fiestas de la Luz, exhibición de coches clásicos

Los años pasan para todos, pero la belleza que desprenden los coches clásicos sigue inmutable al trasncurrir del tiempo. Bien lo pudieron apreciar los asistentes a la exposición de automóviles antiguos de La Luz, que fue un punto de encuentro para los aficionados a los modelos clásicos de toda la vida que condujeron otras generaciones.

A pesar de que algunos de estos automóviles podrían considerarse "abuelos" respecto a los modelos modernos, sus propietarios los miman como si de hijos se trataran. Este es el caso del avilesino David Pena, que habla con orgullo de su Seat 131, al que mantiene inmaculado, como recién adquirido en el concesionario.

"Lleva toda la vida en nuestra familia. Lo compró mi abuelo con 40 años en 1974, y con él viajó con mi abuela para la luna de miel. A este coche se le ha tratado con mimo: lo lavamos siempre que hace falta y se mantiene en el garaje. Hay que cuidar mucho este tipo de coches. Son joyas", explicó Pena, al que se le iluminan los ojos siempre que habla de este vehículo clásico.

Muchos aficionados se acercaban a hacerse fotografías como recuerdo de la ocasión, con ejemplares espectaculares como el Corvette Stingray de 1973, propiedad de Nacho Díez. "Lo compré en Estados Unidos hace siete u ocho años. Es un coche llamativo, me encantó. Se trata de un icono americano de 1973, aunque el Corvette sigue siendo una figura estadounidense en la actualidad", comentó Díez.

La afición de Andrés Castelo, "Andy", por los automóviles antiguos nació cuando adquirió su Renault RS Alpine Turbo en 2010. Por otro lado, otros participantes en la exposición, como José Antonio Mosquera, llevan poco tiempo con su vehículo clásico. "Compré el coche (un Seat 127) hace apenas tres semanas", comentó.

La exposición de vehículos antiguos tuvo lugar en la explanada adyacente a los huertos urbanos de La Vidriera. Seguidores de este tipo de automóviles llegaron desde ciudades como Lugo o Santander para admirar la muestra. Los propietarios de los coches expuestos se reunieron en el barrio avilesino para rendir homenaje a vehículos de varias generaciones.

Un tributo al mundo del vehículo que sirvió para que los curiosos que se acercaron al recinto pudiesen viajar en el tiempo. La forma eran simple:_abrir la puerta del vehículo, acomodarse en el asiento del piloto y acariciar el volante, mientras el aroma a asientos de cuero clásicos embriagaban al aficionado. Una vez hecho esto, solo quedaba cerrar los ojos y que la imaginación hiciera el resto.

La exposición, en la que se exhibieron 56 modelos distintos, y que congregó a numerosos amantes a este ámbito, fue ganada por un Fiat Balilla, cuya antigüedad data de 1932. Una muestra que sirvió para conectar a diversas generaciones a través de los años, conociendo vehículos de épocas muy dispares: desde aquellos coches que condujeron los abuelos, hasta ese primer vehículo que los padres estrenaron yendo al autocine.

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